Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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A nuestros gobiernos no les ha interesado que seamos un país competitivo. Han tenido más interés en consolidar la dictadura de corrupción que tenemos enquistada en nuestras instituciones que en resolver los temas de fondo que nos hacen un país muy poco atractivo para invertir en él.

Qué mejor ejemplo de esto es la recién finalizada Cumbre Iberoamericana donde algunos gobernantes de la región se dieron cita para darse palmaditas en la espalda por lo bien que, según ellos, ven nuestra situación, a diferencia de la mayoría de los ciudadanos de nuestros respectivos países, que vivimos diariamente las penas de una situación económica y política tan precaria. Mención aparte merece la intervención del señor Roberto Zamora, presidente de Banco Lafise, por presentar la realidad de nuestra región tal como es, no como nuestros gobernantes quieren oírla. Ese tipo de liderazgo empresarial necesita nuestra región.

Traigo esto a colación, ya que existen distintas publicaciones que se dedican a medir la competitividad o la facilidad para realizar negocios en los países y los comparan, tal como el Índice Doing Business del Banco Mundial, que me parece que su alcance es muy corto, y el Índice Global de Competitividad del World Economic Forum, mucho más completo de acuerdo con mi forma de pensar. Sin embargo, ambos tienden a medir el nivel de certeza jurídica (llámese nivel de institucionalidad del país o apego al Estado de Derecho) que brindan los países calificados.

Cabe resaltar que Guatemala, en ambos estudios, sale muy mal parado, principalmente en el Índice Global de Competitividad, donde tenemos el ranking 111 de 139 países en el primer pilar de competitividad, llamado Instituciones, tan solo una décima de punto por encima de Nicaragua. Ese mismo índice cita que los seis principales problemas en Guatemala para hacer negocios son: la criminalidad y violencia, la corrupción, la ineficiente burocracia gubernamental, el inadecuado suministro de infraestructura, la inestabilidad gubernamental y mano de obra no calificada (entendiéndolo como falta de educación formal en la fuerza laboral). Es decir, si un inversionista serio que desea invertir en Guatemala toma este estudio y lo lee, lo primero que encontrará es que Guatemala es un país violento, con un gobierno corrupto, donde no se cumplen las leyes y encima de todo tienen una deficiente mano de obra e infraestructura. Si debe invertir en la región, probablemente buscará países como Costa Rica, con menores problemas de institucionalidad y mayor seguridad, aunque tenga tasas impositivas más altas que las de Guatemala.

La receta que dan instituciones como el World Economic Forum para atraer mayor inversión en los países ciertamente pasa por tener respeto por las instituciones, infraestructura adecuada, macroeconomía sana, salud, educación, eficiencia en mercado de bienes, eficiencia en mercado laboral, desarrollo de mercados financieros, desarrollo tecnológico y un mercado interno fuerte.

No cabe la menor duda de que la competitividad de un país es inversamente proporcional a sus niveles de corrupción, es decir, a mayor corrupción menor competitividad, como es nuestro lamentable caso en Guatemala.

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