Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Mucho se dijo de los casos que sacaron a la luz judicial la exfiscal Thelma Aldana y el comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, y se usaron muchas maneras y personajes para decir que los mismos eran políticos, que respondían a una agenda de izquierda, que era justicia selectiva y muchas otras cosas más.

Yo he sido un crítico de la actitud pasiva de nosotros los guatemaltecos, la de la ciudadanía y de la misma fiscal general Consuelo Porras porque creo que todos, viendo lo que está en juego, necesitamos pasar de la indignación a la reacción, de la expresión a la acción y de la vigilancia pasiva a una activa determinación para evitar los embates de un sistema que se recompone por donde puede.

No obstante, ayer fue un día que sin duda alguna dejó a bastantes pensando porque salió un tipo de caso (aprobado por Consuelo Porras) que muchos creyeron ya no sería posible en la Guatemala actual y la Fiscal General dijo (a pesar de la impunidad que determinó el Congreso) que los casos de financiamiento no quedarán impunes, lo que naturalmente se debe traducir en acciones para evidenciar que lo que aprobó el Legislativo se aleja de lo que mandó la Corte de Constitucionalidad (CC).

En el nuevo caso, como en todos, se debe llevar un proceso y no es como dicen que los investigadores condenan a los acusados. En todo caso, es la misma sociedad la que a veces da por culpable a alguien y eso ha venido ocurriendo desde antes de la CICIG y en especial ahora con las expresiones en redes sociales y con tanto perfil falso en las mismas A mí siempre me ha parecido que eso debe cambiar, pero al grueso social eso no le parecía tan importante porque a quienes condenaba la sociedad no eran del círculo cercano.

Yo espero que Stu Velasco, a quien he conocido de 2015 a la fecha, pueda resolver su situación encarando los hechos con la hidalguía que estimo tiene. Sé que son momentos difíciles y ojalá no se deje influenciar por aquellos que nunca pueden verse para adentro. No es momento de callar ni de asumir culpas de terceros, si ese fuera el caso.

No entender los niveles a los que llegó Guatemala es negarnos a cambiar la realidad del país y es peor si en lugar de la falta de entendimiento existe el deseo expreso de que los chapines no solo nos olvidemos de cómo se daban algunas cosas en el pasado, sino que maniobremos para regresar a él con tal de salvar las penas a base de impunidad.

Con Porras como Fiscal a muchos se les cae la retórica, incluso a quienes han aplaudido sus expresiones de que ella es una mujer de derecho, legalista y que los casos iban a salir con pleno sustento probatorio, y me imagino que habrán dedicado buena parte de su tiempo en el análisis. Algo así como le pasó a quienes decían que informar de los casos era violar la presunción de inocencia, pero ayer estaban pidiendo que se informara y rápido.

Consuelo Porras llegó a un punto en el que no hay retorno, no solo porque así es el trabajo y el país lo demanda sino porque, además, se metió en aguas en las que no se perdonan ciertas cosas. Hubo quienes dijeron que su situación en el MP había cambiado y ya podían agarrar de nuevo el teléfono, pero a luz de las evidencias, como que no era tan así.

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