En una recepción ofrecida por el Embajador de Alemania el representante “diplomático” de Colombia, Carlos Manuel Pulido Collazo, agredió verbalmente y en forma física al licenciado Manfredo Marroquín, quien es el personero de Acción Ciudadana y representante en el país de Transparencia Internacional, increpándolo por las críticas que en ejercicio de la libre expresión del pensamiento ha formulado al gobierno y al sistema de corrupción generalizada que hay en el país.

En forma prepotente un embajador que presume de haber hecho en Guatemala el curso de Kaibil del Ejército, con todo lo que eso entraña en cuanto a la forma de enfrentar a un enemigo, agredió a un ciudadano que, guste o no, ejercita sus derechos y que además está comprometido con la causa de la lucha contra la corrupción. El mismo Embajador fue quien tuvo “oportunamente” en Guatemala a “Marines” colombianos justo el día en que se produjo el desplante de fuerza contra la CICIG con el uso de vehículos artillados para intimidar a los miembros de la misión, justo cuando se pretendió sacar del pelo al comisionado Iván Velásquez. Pero es también el representante que ha sido uno de los articuladores de la estrategia del gobierno en su esfuerzo por coordinar la fuerza del Pacto de Corruptos y enriquecerla con la participación de personas por causas que nada tienen que ver con la coyuntura tan especial.

En Colombia el uribismo, al que pertenece este “diplomático” usó las mismas estrategias para derrotar el acuerdo de paz en el referéndum ciudadano. Las banderas antiaborto y a favor de la familia fueron utilizadas mediante la propagación de falsedades como que los Acuerdos de Paz traerían la destrucción de esa familia y de la vida de los que no han nacido. Curiosamente el mismo argumento que ha repetido Morales una y otra vez para presentarse como abanderado de esos altos valores religiosos, a pesar de las evidencias en contrario que marcan su vida.

Pulido ha sido uno de los principales operadores de la estrategia contra Iván Velásquez por su afinidad con Uribe, uno de cuyos parientes fue sindicado por el jurista colombiano, generando un odio visceral del expresidente hacia el fiscal. Y encontró en Morales el alero perfecto para atacarlo uniendo acciones y estrategias.

Los ardorosos defensores de la soberanía que se indignan con embajadores dignos que cumplen su misión en Guatemala, aplauden la agresión física y verbal de este patán, lo que evidencia, sin duda alguna, la doble moral que les inspira y la falsedad de su plañidera exigencia de respeto a la soberanía nacional.

Redacción La Hora

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