Luis Fernández Molina
En los objetivos de la Ley Magnitsky se perciben dos ejes que sanciona la Ley: A) CORRUPCIÓN: castiga a los funcionarios corruptos y también b) a los que atenten contra las personas que denuncian los actos de corrupción. B) DERECHOS HUMANOS: a) a quienes participen en asesinatos, torturas, violaciones de derechos humanos especialmente dirigidos a aquellos que exponen actividades ilegales (corrupción) de funcionarios o b) a quienes cometan los mismos hechos contra promotores de derechos humanos, libertades religiosas, de expresión, de asociación, juicios justos y elecciones.
Para algunos críticos la Ley viola la soberanía de otros países. No estoy de acuerdo; por el contrario es un perfecto ejemplo del ejercicio de esa soberanía. Cada país (entre ellos el nuestro) tiene el pleno derecho de establecer quién sí y quién no puede ingresar. Igualmente puede determinar quién puede hacer uso de su sistema bancario y financiero. Sin necesidad de que existiera esta Ley, los Estados Unidos ha venido negando la visa, y a diario, a incontables solicitantes. Igualmente ha notificado a otros que se les ha retirado la visa. Hasta aquí no hay nada nuevo. Este derecho es propio de todos los estados; si pido visa para ir a Arabia Saudita me la van a negar por cuanto no soy diplomático, ni técnico contratado en ese país y no soy musulmán. Me van a decir ¿para qué quiere ir? Visitantes reciben millones por razones religiosas, por lo tanto no les interesa otorgarme visa.
La iniciativa Magnitsky va en expansión. En 2012 se aplicó para castigar a los corruptos rusos, las mafias y los funcionarios, que participaron en el robo a Hermitage Capital y en otros esquemas similares y que, además, detuvieron, torturaron y causaron la muerte de Serguei Magnitsky. En ese escenario el castigo fue oportuno, pues esos nuevos millonarios habrían de invertir el dinero mal habido en Estados Unidos y no en Rusia ¡obvio! sobre todo les congelaban sus activos y cuentas. Así “les dieron en la mera torre”. Les dolió, y más le habrá de doler con la extensión de leyes similares en el Reino Unido, en Canadá y países bálticos. Es posible que pronto entre en vigencia una ley parecida en Suecia y muy posiblemente en los demás países de la Unión Europea. En ese caso ¿dónde colocar esos dineros? ¿En países de LATAM o de África subsahariana? Los paraísos fiscales solo sirven para guardar pero no para mover capitales. Entonces ¿de qué sirve tanto pillaje en Rusia si no lo puedo invertir, mover ni gastar en Occidente? ¿Y si lo embargan?.
Donald Trump extendió el ámbito de aplicación, desde Rusia para el mundo en 2016. Se puede señalar y pedir al Presidente que investigue y sancione a personas de cualquier país. Sin embargo, la Ley no tiene siempre el mismo efecto. Es que los pícaros de nuestros países no tienen el perfil de los gangsters rusos que fueron la inspiración de la Ley. Muchos de los forajidos de por acá son, relativamente, de poca monta, no mueven los millones como los rusos y además ya se habían hecho a la idea de no visitar los Estados Unidos. Sin embargo, si los países europeos adoptan una ley similar contra la corrupción (si “cierran filas”) entonces sí se convierte en un problema serio. Los cuatreros tropicales no tendrán lugar seguro para depositar su botín y no podrán invertir ni operar en los países capitalistas donde prevalece la seguridad jurídica. Tampoco podrán viajar allí. En todo caso es un mensaje clarísimo de que se cierra el cerco contra la corrupción.
