Llega a tal punto la obsesión del gobierno de Jimmy Morales con el tema de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala que hasta los lleva a cometer el gravísimo error de terminar avalando la violenta y represiva tiranía del gobierno de Ortega y Murillo en Nicaragua, al abstenerse de votar a favor de una resolución de la OEA que pretendía crear un grupo de trabajo que evaluara la crisis que se vive en ese hermano país centroamericano, bajo el pueril e indefendible pretexto de que Guatemala no avala la intromisión extranjera. Y es como esa ha sido la cantaleta para oponerse a la presencia de la CICIG en nuestro país, prefieren avalar la represión que se produce por órdenes del gobierno nica, en vez de apoyar cualquier esfuerzo para buscar una solución pacífica.

La OEA no está considerando enviar tropas a Nicaragua ni intervenir por la fuerza en el conflicto, ni siquiera para proteger la vida de los opositores. Simplemente era la creación de una comisión con funciones específicas para evaluar la situación y hacer propuestas para encontrar solución a la crisis provocada, sobre todo, por la brutal represión del régimen en contra de sectores ciudadanos que protestaron por actuaciones del gobierno.

Pero el asunto va más lejos, porque lo que pretenden es recurrir a los mismos métodos de Ortega para aplacar la oposición que hay en Guatemala a la Dictadura de la Corrupción encarnada por Morales, su equipo, el Congreso y buena parte de las judicaturas que hacen denodados esfuerzos por atajar el proceso de depuración iniciado en el 2015 cuando se puso contra la pared a los pícaros con investigaciones sólidas y bien fundadas que llevaron a muchos a la cárcel y a otros a fugarse para evitar que les llegue el brazo de la justicia.

Los retrocesos que se vienen dando bajo la figura de un Morales utilizado por mentes perversas que se aprovechan, no de su nobleza, sino de su pleno y absoluto desconocimiento, agravado por su temor a la justicia, son de gran envergadura y al paso que van no le quedará al ciudadano más remedio que reclamar con energía, como lo hicieron los hermanos nicas, para evitar que se consolide esa dictadura perversa de los corruptos que se resisten a perder su fuente de riqueza.

En otras palabras, el gobierno de Guatemala se abstuvo de votar a favor de la resolución de la OEA porque finalmente son tal para cual con el régimen de Ortega, marcados ambos por la corrupción y el autoritarismo.

Redacción La Hora

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