Grecia Aguilera

El 12 de abril de 1961 la humanidad divisó la magnificencia del Universo cuando la misión Vostok 1, tripulada por el soviético Yuri Alekséyevich Gagarin, realizó una órbita alrededor de la Tierra durante 1 hora con 48 minutos. Previo al despegue el cosmonauta se dirigió a sus compatriotas y al mundo entero con palabras de esperanza y amistad: “Queridos amigos, cercanos o desconocidos, compatriotas, gente de todos los países y continentes: dentro de unos cuantos minutos esta poderosa nave espacial me llevará hacia el lejano espacio infinito. ¿Qué les puedo decir en estos últimos momentos antes de partir? Toda mi vida aparece ante mí como un maravilloso instante. Todo lo vivido, todo lo realizado fue para llegar a este momento, ser el primero en el cosmos. Enfrentarse uno a uno en singular lucha con la Naturaleza, ¿se podría desear algo más? Es una responsabilidad frente a todo el pueblo soviético, ante toda la humanidad, frente a su presente y futuro. Ahora para el despegue restan contados minutos. Cómo quisiera abrazarlos a todos, conocidos y extraños, lejanos y cercanos. ¡Hasta pronto!” Encontrándose ya dentro de la nave y segundos antes del lanzamiento, Gagarin exclamó con entusiasmo “¡Poyejali!” que quiere decir vámonos, palabra que se convirtió en un verdadero símbolo dentro del pueblo ruso, la pronunciaban con energía al hacer un brindis o al iniciar un trabajo importante. Fue igual de famosa como la frase que dijo cuando divisó al planeta Tierra desde su cápsula: “¡Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos!” Cuando el cohete Vostok 1 despegó desde el Cosmódromo de Baikonur en Kazajstán, Yuri Gagarin relató el momento de la siguiente manera: “Escuché un creciente fragor y sentí cómo la gigantesca nave espacial temblaba con toda su estructura. Y lenta, muy lentamente, se desprendía de la plataforma de lanzamiento. Empezó a aumentar la presión. Sentí la poderosa fuerza del cohete contra la gravedad, cada vez más y más me presionaba contra el asiento, era difícil incluso mover la mano. Yo sabía que esta situación no debía prolongarse demasiado mientras la nave alcanzaba la necesaria velocidad y salía a orbitar alrededor de la Tierra. El centro de control me informó que ‘Pasaron 70 segundos tras el despegue’. Y pensé: ¡no puede ser, apenas 70 segundos!” Más tarde, la cápsula aterrizaría con éxito en las estepas situadas a orillas del río Volga. Yuri Gagarin nació el 9 de marzo de 1934 en la entonces Unión Soviética y murió el 27 de marzo de 1968 a los 34 años de edad. Estudió en la Escuela Técnica de Saratov para luego ingresar a la Academia de las Fuerzas Aéreas en Orenburgo. Gagarin fue elegido para formar parte del Programa Espacial Soviético dentro de unos tres mil participantes, convirtiéndose en el primer cosmonauta soviético, y por tal motivo fue declarado “Ciudadano del mundo”. Este año 2018 se conmemoran 50 años de su fallecimiento, Gagarin murió en un accidente aéreo, cuando un caza de entrenamiento se estrelló cerca de la Ciudad de Moscú. Desde 1962 se celebra cada 12 de abril la “Noche de Yuri” para recordar la primera vez que un ser humano viajó al espacio. A continuación dedico a Yuri Gagarin mi poema titulado “Ilimitado Pulso” que manifiesta: “Más allá del Sistema Solar/ nace el alma de la Tierra/ el corazón del Universo/ el cerebro de Dios./ Más allá de la Vía Láctea/ emergen galácticos mares/ incontables Almagestos/ vidas etéreas/ millones de soles/ múltiples Tierras./ Más allá del Universo mismo/ se engendran ilimitados pulsos/ en excéntricos relojes/ en brújulas estáticas/ en fantásticos paisajes/ en orbes infinitos/ en incalculables mundos/ expandidos y unidos/ en el constante fluir/ de la existencia.”

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