Alfredo Saavedra

Desde Canadá.- En una acción de solidaridad humana la congregación de Fourth Universality Society on Central Park West, en Nueva York, de forma colectiva acordó dar apoyo en toda necesidad a la guatemalteca Aura Hernández, de 37 años, y a su hijita Camila, de año y medio, refugiadas en esa iglesia para evitar deportación, incrementada contra los inmigrantes indocumentados durante la administración del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dentro de su política de mano dura contra los llamados “ilegales” y que en definición social se les caracteriza como desautorizados inmigrantes.

En ceremonia efectuada en fecha reciente en la mencionada Denominación, la congregación realizó un acto simbólico en el que principales de dicha iglesia colocaron sus manos en los hombros de la señora Hernández, con lo que la feligresía hizo lo mismo  formando una cadena con diseño de estrella, rodeando a nuestra compatriota Aura, como lo describe la autora de la nota periodística Sharon Otterman del New York Times, en lo que se interpreta como un voto de compromiso para ayudarla por el tiempo que sea necesario. Su hijita Camila puede recibir atención fuera del recinto pues posee ciudadanía estadounidense, por nacimiento en ese país.

Hernández es madre también de Daniel, de 10 años, nacido, como su hermanita Camila, en los Estados Unidos y asiste a la escuela, por lo que dice la información que puede estar con su mamá los fines de semana y cuando el ciclo escolar termine, aunque vive con su padre en Westchester County, quien se encuentra en la misma situación, pero vive por aparte para evitar la eventualidad de que deporten a los dos juntos. La información reporta que hay unos cuarenta inmigrantes no autorizados que viven refugiados en iglesias a lo ancho de la nación. Es de suponer que son hispanos, grupo al que Trump dirige la ofensiva de deportación, al considerar que provienen de “países de mierda”, según sus propias palabras.

En oposición a la actuación del Presidente, envuelto ahora en una serie de escándalos, los estadounidenses tienen por lo común una conducta de simpatía por la gente en desventaja, como ocurre ahora con los indocumentados protegidos en numerosas iglesias y entidades particulares de servicio social.

En cierta forma favorece el destino de los inmigrantes “ilegales” la corriente de antipatía contra Trump, en crecimiento a partir de las masivas recientes demostraciones en su repudio y las denuncias como la avalada en estos días por el exdirector del FBI, James Comey, quien su libro Higher Loyalty, publicado esta semana califica a Trump de un desatado inmoral, esto último tal vez por la divulgación de los rusos, reproducida por los medios, de que Trump fue filmado en el cuarto de un hotel de Moscú con varias prostitutas, haciendo con ellas cosas que la ética periodística no permite describir aquí.

La protección a la guatemalteca Aura Hernández, con el apoyo de estadounidenses feligreses de iglesias bajo el concepto de Santuario, se resume en lo expresado por el reverendo Schuyler Vogel, ministro de la mencionada congregación, quien dijo: “Nosotros denominamos este lugar de veneración un Santuario, pero ahora tiene un nuevo significado, Porque estas paredes no son solo una representación nada más. Están erigidas para proteger a la gente que lo necesita, dándoles seguridad, ofreciéndoles un lugar donde el odio no tiene cabida, pero sí lo tiene el amor y la solidaridad”. (Los datos relacionados con los refugiados fueron tomados de la edición del diario Toronto Star, del lunes 15 de abril, bajo el título en inglés: Un lugar de Verdadero Santuario.

Artículo anteriorYuri Gagarin en la infinitud del Universo
Artículo siguienteBuenas tardes, GUATEMALA