Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@gmail.com

De todos es sabido que la actividad económica en Guatemala a nivel general se ha resentido. Cuando uno habla con una persona de cualquier rama y se le pregunta cómo va su negocio o su profesión, su respuesta casi siempre será un “mal” o “algo lento, usted sabe… la economía no está muy bien”. Ante esta situación, debemos analizar de forma seria y detenida en primer lugar qué es lo que está causando este deterioro de la economía y en segundo lugar de qué forma podemos encontrarle una solución.

Se habla de que el nivel de inversión ha disminuido producto de la lucha contra la corrupción, ya que nadie en el gobierno ni en el sector privado quiere dar o recibir contratos por miedo a parar en la cárcel. Lo anterior es más una excusa que una causa. Si la obra pública está paralizada, es por falta de ejecución transparente, donde se den las bases de licitación de forma clara, y se otorgue el contrato al que, cumpliendo con todos los requisitos de forma y fondo de la obra, ofrezca el precio más competitivo.

Las causas del deterioro económico son mucho más profundas, y pasan por no tener una estrategia económica a nivel nacional que promueva el desarrollo de capital humano apto y preparado para hacer frente a los retos que presenta el Siglo XXI, así como la infraestructura necesaria para poder competir adecuadamente con nuestros vecinos. Ojo, que con lo anterior no le estoy echando la culpa al gobierno de todos nuestros males, ya que nosotros, quienes participamos de una u otra forma en la iniciativa privada, tenemos gran parte de responsabilidad de por qué la situación está como está. El esfuerzo de diseñar una estrategia económica que sea coherente, incluyente, participativa y agresiva debe ser multisectorial y debe incluir actores del lado del gobierno, de las universidades y centros de enseñanza técnica, del sector privado organizado y del que no está organizado (me refiero principalmente a la micro y pequeña empresa), las cooperativas, los sindicatos, los campesinos, entre otros actores. A todos estos actores se les debe escuchar y se les debe dar participación en la toma de decisiones y elaboración de la estrategia.

Aunque se han tenido ya algunos esfuerzos aislados, como los realizados por FUNDESA en el Encuentro Nacional de Empresarios 2017, creo que los mismos no pueden tomarse como una estrategia a nivel nacional debido a que se deja afuera a un alto porcentaje de la población económicamente activa. Además, que la conclusión derivada de dicho encuentro centra los esfuerzos en construir carreteras bajo un modelo público/privado y no en atacar la desnutrición infantil, la falta de salud y las condiciones insalubres en que vive la población y la falta de educación a nivel nacional. Recién esta misma semana leí en los medios escritos que la industria de Contact Centers no puede crecer más debido a que las empresas del sector no encuentran personal que entienda y hable inglés, lo cual constituye una barrera importante para el crecimiento sector. Esta falencia, por ejemplo, no se soluciona construyendo carreteras, sino que brindando oportunidades de aprendizaje del idioma inglés a la población. Y los niños de nuestro país difícilmente podrán aprender un segundo idioma si están desnutridos, padecen enfermedades por no contar con atención médica y por vivir en condiciones insalubres, amén de no tener una educación adecuada.

¡Prioricemos el crecimiento económico de forma inteligente!

Artículo anteriorAmbiente escolar I de II
Artículo siguienteSe hizo la Consulta y…