Juan Francisco Reyes López
Jfrlguate@yahoo.com

La disposición emitida por el Congreso de la República, Decreto Número 44-2016, de fecha 12 de octubre del 2016, establece en el artículo 92: Clases de pasaportes. Los pasaportes se clasifican en:

a) Ordinarios
b) Oficiales
c) Diplomáticos

Además, se establece quienes tienen derecho a Pasaportes Diplomáticos, sin embargo, en dicha norma vuelve a faltarse a la institucionalidad y el respeto que se le había reconocido a los ciudadanos que han ejercido los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República y sus esposas, y que han cesado en dicho cargo.

Esto implica que estos ciudadanos tengan que hacer, como sucede actualmente una cola de cuatro o cinco horas en migración para obtener un pasaporte ordinario, y que también se vean sujetos a hacer largas colas y un montón de trámites burocráticos cuando deseen viajar a países en el exterior. ¿Es eso procedente? ¿Es ello institucional y respetuoso? Lo mismo se aplica a los embajadores de carrera, como Garoz, Matta y demás; y a los diplomáticos de carrera, que según la ley son funcionarios a disposición de la Cancillería.

¡Qué vergüenza! Cómo se sentirán incluso los funcionarios de Migración que mirarán como Guatemala no respeta a estos ciudadanos honorables, como procede.

Menos mal que a mis 80 años y en mi estado de salud ya no estoy en condiciones de viajar ni siquiera al vecino y querido El Salvador.

Qué lamentable que el Congreso de la República no se haya percatado de esta falta de institucionalidad y respeto, menos mal que sí incluyeron a todos los diputados como dignatarios que viajarán con Pasaporte Diplomático, lo mismo debió haber hecho con los diputados al Parlamento Centroamericano, “pero cosas veremos Sancho amigo”.

Enmendar el error y la falta de respeto procede, lo que no implica que lo realice una propuesta de la Cancillería que es más culpable que todos; por cuanto, se supone que ellos más que nadie deben conocer las normas de protocolo y por consiguiente la institucionalidad y respeto.

Qué pasará cuando un presidente como Álvaro Arzú tenga que viajar en un mismo vuelo con su esposa y sus hijos, y no lo pueda hacer con las normas que sin duda alguna merece por el cargo que desempeñó; incluso por el cargo que actualmente desempeña. Qué dirá y sentirá el actual presidente del Congreso, Álvaro Arzú Escobar, sin embargo, “el que nació para panzón aunque lo fajen”, especialmente cuando en cualquier aeropuerto veremos a una persona de 17 años, con el pelo largo, sin bañarse, con ropa poco adecuada, presentar su pasaporte diplomático por ser hijo de un funcionario que es ultimo secretario de un Consulado, por ejemplo de México, de Perú o Chile. Pero así se dan las cosas, porque no sabemos “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Las normas que se proponen al Congreso son tan heterogéneas que permiten en una vanidad inexplicable de su contenido ser un chimichurri.

Concluyo el tema insistiendo que en lo que a mí se refiere ya estoy en la última etapa de mi vida y con mucha tranquilidad puedo decir: “Que descansada vida, lejos del mundanal ruido, estando ya en mi casa retirado”, “Nada me inmuta, nada me turba, Dios es eterno, yo en Él confío, en Él descanso”.

¡Guatemala es primero!

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