Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“La vida se reduce o se expande en proporción directa a nuestro coraje.” Anais Nin.

Bajo el hashtag que significa yo también, se inició un movimiento, derivado del acoso sexual que han sufrido muchas personas, ya que aunque inició como una denuncia contra el abuso contra las mujeres, muchos hombres han sido víctimas de esa persecución física y psicológica, tan antigua como la humanidad, y decidieron hacer públicos los nombres de sus acosadores.

Quizá no exista mujer en el planeta, que en algún momento no haya sido acosada por una persona, de mayor jerarquía, que haya utilizado su posición privilegiada para conseguir favores físicos de quien se encuentra en situación de sumisión.

Estoy totalmente de acuerdo, que por fin se hayan quitado muchas máscaras, y que aprovechando su situación privilegiada, las actrices, y otras profesiones hayan levantado la voz, denunciando un mal que afecta al ser humano históricamente.

Pero, en mi muy personal forma de pensar, la generalización no es buena, ya que en el devenir de la vida, no existe lo blanco y lo negro, la vida se encuentra llena de claroscuros, y aunque repito, me alegra que en el mundo del celuloide no se compren los papeles en las películas, también me alegraría enormemente que en otros ámbitos de la vida, la mente fuera superior al físico.

Más, en el mundo de contraposiciones en el que vivimos, no todos los gatos son pardos, y dentro del sexo mal llamado débil, muchas mujeres han aprovechado la oportunidad para obtener determinados beneficios, y es un fenómeno que se vive en más de un estrato de la vida, así que no todos son lobos, ni todas ovejas, aunque desafortunadamente existen más de los primeros que de las segundas.

Ahora que nuevamente se celebrará el Día de la Mujer, hay que recordar el significado del mismo, ya que se encuentra plagado de luchas reivindicativas de las mujeres, por obtener un espacio más que merecido, en un mundo dominado por los hombres, en el que la lucha no ha sido fácil; veamos en 1910 en Copenhague se reiteró la demanda del sufragio universal para las mujeres, en España, en 1911, tuvieron acceso a los estudios universitarios las mujeres, al comprobar que el camino a tan preciado bien, no se encontraba prohibido para las mismas, aunque antes ya habían antecedentes de mujeres universitarias en el citado país.

Pero probablemente, la situación que aunque dramática, avivó el movimiento de la mujer como sujeto con derechos, fue el incendio de la Fábrica de Camisas Triangle Waist Co. en marzo de 1911, hecho que marcó una diferencia en la defensa de la mujer como ser humano, sujeto con derechos laborales.

A todas las mujeres nos ha costado más obtener ciertos espacios, recuerdo hace algunos años al terminar el ciclo universitario, un exalumno hoy brillante abogado, me abordó para agradecerme los cursos impartidos, y sus palabras textuales fueron: “Dudé mucho que me gustara esta clase, pero cuando leí que era una mujer la que iba a ser nuestra catedrática, definitivamente no esperé nada bueno, pero le agradezco el que me haya equivocado”.

¿Cuántos hombres no siguen pensando de esa forma? Muchos y muchas, porque otro problema que vivimos las mujeres, estriba en que nuestra peor enemiga es precisamente otra mujer, y vaya que lo he visto tantas veces.

Regresando al movimiento yo también en español, es necesario poner un hasta aquí a los abusos de hombres y mujeres, y eso solamente se puede lograr respetando nuestro propio espacio, principiando por respetarnos nosotras mismas, que nada valga más para una mujer, que ser MUJER.

 

Artículo anteriorAramburu: “Patria” podría ser una ópera, en “Autorretrato” hay sonatas
Artículo siguienteSobre las elecciones en Italia y El Salvador