Carlos Rolz Asturias

Desde el año 2000, aproximadamente, medio millón de personas en EE. UU. han muerto por sobredosis de opioides, es decir, cerca de cien diarios. Como recientemente se ha comentado en la revista Science; lo anterior ha dado lugar a un panorama devastador, con un costo social enorme, y cuyos efectos han degradado la salud, incrementado el crimen, destruido el orden familiar, y afectado en forma negativa la productividad individual. ¿En qué consiste y cuál fue la causa de esta epidemia de opioides? Hace unos 20 años, basado en principios de ética médica dirigidos al manejo del dolor crónico, combinado con un mercadeo agresivo de las compañías farmacéuticas, se observó un aumento espectacular en la prescripción de recetas médicas de estas drogas. El resultado inesperado de esta decisión, originada con buenas intenciones, fue que cientos de miles de personas se convirtieron en adictos. Este problema fue agravado aún más por el uso diseminado de los opioides en casos de dolor no-cancerígeno, a pesar de no existir evidencia científica de su beneficio para tratar estas causas de dolor, tal como fue tratado recientemente en el New England Journal of Medicine.

Ante el surgimiento de esta demanda inusitada, el narcotráfico internacional enfocó su estrategia al envío masivo de heroína, el cual ocurre en la actualidad y que ha causado en Latinoamérica los perniciosos efectos de todos conocidos. Los adictos, entonces, recurrieron al uso de la heroína, más barata, distribuida en la calle, y con una composición y calidad no fidedignas. La mortandad entre esta población creció desmesuradamente, en especial, cuando se mezclaron con la heroína, opioides sintéticos más potentes como el fentanil y sus análogos.

La heroína se acopla a los receptores de opioides, alivia el dolor y produce un estado de euforia. Es altamente adictiva y a dosis altas inhibe el aparato respiratorio y puede causar la muerte. El fentanil y sus análogos son opioides sintéticos que se recetan para tratar el dolor crónico. Elaborados ilegalmente se mezclan con heroína vendida en la calle. Su alta potencia induce frecuentemente a sobredosis.

Han surgido iniciativas para enfrentar el problema, como la Guía del CDC (Center for Disease Control and Prevention) sobre el tema, que intenta asegurar, por un lado, que los pacientes que lo requieran reciban un tratamiento seguro y efectivo, y por el otro, que se reduzcan los casos de mal uso, abuso y sobredosis.

Por lo tanto, es de esperar que en los próximos años se lleven a cabo acciones agresivas a nivel global para erradicar, si es posible, la epidemia, y por lo tanto se reduzca la demanda. Todos los países saldrían ganando.

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