Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

El refranero popular cantaba que “en martes ni te cases ni te embarques” y si de ajuste cae en 13, signo histórico de la mala suerte, se junta todo para que martes 13 traiga presagios de fatalidad, según el entendimiento de estos pueblos tan dados a la superstición. Para pocos ha sido tan terrible esa conjugación como para Álvaro Colom quien parecía ir sorteando todos los peligros derivados de la corrupción en su gobierno, por todos conocida, pero que no llegaba a cuajar en procesos penales por mucho que se hablara de casos como el de Transurbano o de los negocios que se hacían desde la Secretaría Privada, a cargo de Gustavo Alejos, que eran, como hubiera dicho Tuna Skinner Klée, enciclopédicos porque abarcaban todas las áreas de la administración pública.

Si a todo coche le llega su sábado, en este caso a todo pícaro le toca su martes 13. Esta mañana fue capturado en su residencia en la zona 14 Álvaro Colom Caballeros, quien dio la cara en el gobierno que fue dirigido por su esposa Sandra Torres. En los últimos años como que a nuestros Presidentes les ha dado por ser marionetas, pues lo fue Colom de su mujer, Pérez Molina de la Baldetti y Jimmy Morales de Arzú, lo cual no los libra de la gravísima responsabilidad de haberse prestado a la corrupción.

Una de las críticas más socorridas, y también fundamentadas, que se hacían a la lucha contra la impunidad que dirigen la Comisión Internacional Contra la Impunidad y el Ministerio Público era que se habían centrado en el gobierno de Pérez Molina y que fuera de los casos contra Jimmy Morales no iban más allá en otros negocios que toda la sociedad comentaba, como el de Transurbano. Hoy se acabó esa situación porque no sólo fue capturado Álvaro Colom sino todos los ministros que firmaron el acuerdo que permitió el traslado de más de mil millones de quetzales a los empresarios de transporte. Por supuesto que hay menciones especiales como la de quien fuera Ministro de Finanzas, puesto que no sólo firmó el acuerdo sino que operó los traslados para hacerlo efectivo y dotar a los dueños de buses el recurso que luego se terminó haciendo humo.

Ese mismo Ministro escribió un libro en el que se quejó de la constante interferencia de la esposa del Presidente, Sandra Torres, quien presionaba para que la administración pública marchara al ritmo de sus intereses políticos. Lástima que no tuvo el valor ni la entereza de hacer la denuncia correspondiente en su momento para que la ciudadanía pudiera aquilatar lo que pasaba en ese gobierno, sino que esperó a estar fuera para contar detalles. Ojalá ahora también cuente cuál fue el papel de Sandra Torres en el manejo de este millonario negocio, porque nada pasaba sin su consentimiento y aprobación.

El fantoche de Colom apareció hoy con su patético rostro compungido de siempre, diciendo que al final no van a encontrar nada y que sobre el papel de Sandra Torres hay que preguntarle a ella. Y en verdad, hasta el final siempre habrá que preguntarle a ella sobre lo que pasó en ese gobierno.

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