Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En la vida hay diferentes formas de expresarse. Cuando se dijo que en la Presidencia habían dejado “un escritorio y una silla”, como lo reitera en la página 328 Álvaro Arzú, se hizo como una expresión gráfica, en la que se reflejaba que Álvaro, al concluir su gobierno, no dejó recursos en la Presidencia, porque su gerente, Mariano Rayo, le quitó los discos duros a todas las computadoras, devolvió la mayoría de las mismas a las dependencias de gobierno que las habían prestado y llegó al extremo de no dejar papel toilette y jabón en los baños.

En cuanto a que el gobierno de Álvaro no se gastó el dinero de la defectuosa privatización que hicieron de los mejores activos del Estado, vuelvo a reiterar, el dinero lo dejaron en el Banco de Guatemala “pignorado” en fideicomisos que nosotros en el gobierno no modificamos.

Y aunque no entiendo por qué Álvaro habla de su papá y hermano como fundador y/o directivo del Banco Industrial, le puedo decir que, el bisabuelo de parte de mis nietos fue “uno de los tres creadores” de dicho banco y que no se le olvide que los denominados fundadores como socios del Banco Industrial lo fueron porque la ley establecía que quienes estaban exonerados de impuestos de importación de muchos de los bienes tenían obligatoriamente que dar parte de los impuestos que se les perdonaba como inversión en acciones del Banco Industrial, y es así como su papá y su hermano fueron inversionistas en dicho banco.

También señala Álvaro, al referirse a un escritorio y una silla, que deja reservas por 1,200 millones de dólares. ¿Acaso él, cuándo recibió el gobierno, no recibió también reservas en dólares?

¿Acaso nosotros, cuando entregamos, no dejamos más reservas en dólares? Y así lo han hecho todos los gobiernos, sin excepción.
Pero bien, lo único que puedo decir es que sin duda alguna, la expresión “de un escritorio y una Silla” le ha ardido extremadamente al ego que Álvaro tiene por toneladas.

Para no extenderme y aclararle cada una de las acotaciones que Álvaro hace en su libro, en las páginas 328 y 329, dejo hasta aquí el tema del “escritorio y la silla”.

Sin embargo, vuelvo a emplazar a Álvaro para que concretamente explique, cuál fue la persecución que en su contra existió durante el gobierno del FRG, de lo contrario tendremos todos que decir que Álvaro vio y sigue viendo “micos aparejados” al respecto, como a él le gusta hablar de monos.

“Salamanca non da lo que natura non presta” y esto se le aplica sin duda alguna a lo que manifiesta Álvaro Arzú (página 334) cuando dice: “Tras mi salida de la Presidencia fui a dar al Parlacen, de cuyo tiempo no quiero acordarme. Fue horrible pasar sentado oyendo esos discursos, un espanto”.

Álvaro no estaba obligado a asumir como diputado centroamericano, pero lo hizo, ello le permitió un sueldo de dos mil dólares y, más importante, le permitió gozar de antejuicio cuatro años, derecho que nadie le puso en duda, distinto a lo que hizo la gente de Berger, que manipuló para que a Alfonso Portillo y a mí se nos quitara el antejuicio y así fuéramos enjuiciados por las improcedentes acusaciones que ya mencioné en mis anteriores entregas.

¡Guatemala es primero!

Continuará …

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