Arlena Cifuentes
Arlena_dcifuentes@hotmail.com

Dada la poca seriedad que existe en algunos de los medios de comunicación sobre todo, en los programas televisivos que se autodenominan de “análisis”, voy a referirme concretamente a lo que debiera ser un programa analítico, del cual se espera, cuando menos, una presentación concreta sobre el tema a tratar y luego los comentarios bien fundamentados por parte de los invitados, que se supone son expertos en el tema y, por tanto, son quienes proporcionan al televidente los diferentes puntos de vista en relación a los objetivos: proporcionar el conocimiento sobre los problemas fundamentales que aquejan a la población para dar paso a la conformación de criterios y a la generación de una cultura política hoy inexistente.

Es triste reconocer que como todo, los medios televisivos son un reflejo del atraso social y político del país. No obstante, es difícil procesar cómo puede desperdiciarse un tiempo tan valioso como lo es el televisivo y desaprovechar de manera tan irresponsable la posibilidad de informar con veracidad y profesionalismo. Sentarse frente al televisor y ver lo que muchas veces se convierte en una pantomima en donde los que discuten se creen todólogos y los que observamos nos sentimos tratados como idiotas.

Recientemente se cumplió un año más de la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, oportunidad que aprovechan algunos sectores para manifestar sus arengas populistas sobre el tema.

En dicha conmemoración algunos medios televisivos abordaron el tema, quedé estupefacta e impresionada como espectadora, de la calidad de los programas. Nefastos desde todo punto de vista, en donde los niños invitados, se supone “expertos” en el tema; así como, el conductor del mismo hicieron gala de un total desconocimiento de manera poco seria. ¿Qué trasladaron a su teleaudiencia? Cualquier retahíla de opiniones y suposiciones, nada que tuviese que ver con el espíritu, el proceso y los alcances de esta negociación. Por supuesto, los llamados analistas son solo invitados, escogidos por la dirección del programa. En un país como Guatemala sin desarrollo económico, político, social y cultural pregunto ¿será posible que hasta el mass media guatemalteco sea tan mediocre y retrograda? No hay oxigenación alguna en este medio como en muchos otros, si tan solo dedicaran un tiempo a autoevaluarse y observar el profesionalismo en la forma en que se hace periodismo y análisis en otras partes del mundo.

Empecemos porque existen muchas personas que realmente participaron de ese proceso de paz y los acuerdos a los que se llegaron, aunque nunca hayan sido tomados en cuenta para dar un punto de vista imparcial y determinar la lógica por la cual estos han sido cumplidos a medias o incumplidos en su totalidad. Han pasado los años y nadie ha reparado, por ejemplo, que cuando los mismos eran discutidos y aunque firmados parcialmente en distintas rondas de negociación, eran vistos en su integralidad y no como vinieron a quedar parcializados producto del manejo que de ellos hicieron distintos sectores y grupos sociales e incluso la propia exinsurgencia y los gobiernos que se han sucedido desde entonces. De esa cuenta, en lugar de apropiarse de ese espíritu de integralidad, lo hicieron asumiendo cada quien la parte que más les interesaba.

Por otra parte, en quienes tienen a su cargo la dirección de los medios de comunicación, especialmente los televisivos, se evidencia una enorme falta de profesionalismo y seriedad en el abordaje de los temas, cada vez más se convierten en un intercambio de supuestos imaginarios dentro de un grupo de conocidos que efectivamente creen que de su materia gris emanan ideas y pensamientos únicos.

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