René Leiva

Guitiérrez Waldorf, Mariano, de forma simultánea o alterna, se creyó Narciso, Edipo, Prometeo, Electra, Zaratustra, Hamlet, Nietzsche, Freud, Charles Atlas, con resultados desconocidos y consecuencias ignoradas.

Guzzberg, Alberto de, quiso pintar los sonidos, el ruido, las palabras dichas, la música, el tic tac de los relojes, el croar de las ranas y el trueno, el graznido del cuervo y el silencio. Sus cuadros perturbadores ornaron por mucho tiempo las paredes del hospital para alienados de Altterburg.

Hacárides de Bromuro, decía que algún día el futuro será pasado, como alguna vez el pasado fue futuro.

Hallé, Norberto, utopista crónico e incurable, se le atribuyen varias construcciones utópicas, llamadas “frankesteines sociales”, elaboradas con restos de viejas y nuevas e inéditas utopías aplicadas a su país, que nunca funcionaron, por mal ensambladas, dislocadas y monstruosas.

Hans de Kempten, empleó las teorías de Tailkmannn, los postulados de Katterfeld, las premisas de Guissuo, para explicar, a su manera, los fenómenos sociales del futbol y el rock.

Helicón, el caballo de Prostino, sobreviviente de batallas y aventuras sin par, sólo comparable a Bucéfalo, Babieca o Rocinante. (Si bien Helicón no es persona o individuo de la especie humana, se incluye en este Diccionario Biográfico por razones metahistóricas.)

Hemoglobígenes, escribió una sibilina sentencia que nadie entendió y cuyo significado nunca fue aclarado: “No espere renacer en la muerte quien perdió la vida sin haber muerto”.

Hergas, Isidora, esculpió el friso que representa el arrepentimiento de los trapisondistas ante Isquión el Censor, y dejó inconclusa una estatua de Flipón el Amargo.

Hipo Contreras, Jessica, condenada a dos años de prisión conmutables por romper un viejo paradigma y no haberlo sustituido por otro nuevo.

Holor, Florencio, poeta, sin lugar conocido de procedencia, cantó a la pantorrilla, al codo, al mentón (femeninos). Se batió a duelo en Mentises con el barón de Umani por un quítame de allá esas pajas. Su calavera se conserva en Freu, Sajonia.

Hulema de Sartis, favorita de Nepomuceno, conde-duque de Valala. Su espléndida belleza provocó no pocos suicidios, entre ellos el de Arconte de Cris, quien se cortó las venas; el de Nicolás de Cromonte, que se ahorcó; el de Crispino de Oleffer, que bebió cicuta, y el de Albino, quien se enfrentó solo y desarmado a los sicarios de Nepomuceno, fue traspasado por 313 flechas y expiró con el nombre de Hulema en los labios.

Husmmel, Gottard, sostenía, al margen de fáciles relativismos binarios, que en todo sistema filosófico es imposible de toda imposibilidad aclarar sin oscurecer, arrojar luz sin esparcir sombra, simplificar sin complicar, abrir puertas sin cerrar ventanas, y espacio llano sin laberinto.

Ic Beltranena, Leocadio, sus escritos fueron considerados por la crítica especializada como desbarros insulsos, de dudosa sintaxis, con pretensiones de novedad y engañosa erudición. La poderosa sombra de su hermano Tránsito Ic Beltranena opacó su escasa luz.

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