Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Feliz año 2018 y vaya manera de terminar el año para empezar este que está llamado a ser el que hace o rompe nuestro futuro. En las últimas horas del Año Viejo, este medio recibió información confiable y verificada con diversas fuentes, incluso el mismo Manuel Conde Orellana, que ya está prácticamente cocinada la elección de la Junta Directiva del Congreso para el 2018.

Se trata de una nueva carga del ya famoso y repudiable Pacto de Corruptos que nos da el augurio perfecto de lo que será la lucha en este 2018 y que se resume en un cartel de una persona que acudió a las protestas de septiembre pasado, “Guatemala: te peleamos o te perdemos”.

Ayer decía yo en un tuit que está claro que alguien debe dirigir el Congreso en el 2018 pero, como dice Arjona, el problema no es quién lo dirija sino con qué intenciones y derivado de qué acuerdos; la razón por la que alguien como Manuel Conde termina siendo el amable componedor de todas las mafias es porque su compromiso con el sistema y sus vicios es total y porque está listo para dar la cara en los esfuerzos por acabar cualquier tipo de cambio que se pueda dar en el país.

Según las fuentes, todo esto vendría operado desde la misma Presidencia y Conde confirmó a La Hora que mantiene, “en su calidad de político” una abierta comunicación con Jimmy Morales y que la última vez que habló con el Presidente de la República fue por el tema de Israel y eso se dio el 24 de diciembre, o sea que la plática está fresquesita.

Intentamos obtener una versión de la misma Presidencia pero no fue posible, como tampoco se logró obtener respuesta de Javier Hernández, el fallido operador del FCN en el 2017 ni del viceministro de Ambiente, Alfonso Alonzo, a quien señalan como el responsable de ejecutar todos los acuerdos que logren alcanzar con los diputados. Hasta el 31, se conocía que tenían al menos 70 votos, necesitan 80 y es vox populi cómo es que se alcanzan esos acuerdos desde el poder.

Conde dice que no ve nombres sino perfiles y hace sentido, porque los perfiles que necesitan son de aquellos “vivos” que estén preocupados por los cambios que pueda llegar a tener el país y que arriesgan el modelo; además necesita aquellos que estén en pena por los embates de la justicia. Necesitan gente que pueda operar para la nueva elección de Fiscal General, quienes sepan hacer lo necesario para que el sistema de partidos políticos no cambie y para lograr otro día de la infamia pero con la elegancia de los ladrones de cuello blanco.

No me canso de decir que esto no se impedirá, ni ningún otro cambio que para bien necesita Guatemala se materializará si no somos capaces de ejercer nuestra ciudadanía en la forma que ha sido prescrita por aquellas sociedades que en han logrado cambiar su historia a partir del hartazgo de sus pueblos. Nada en esta vida pasa sin que seamos los humanos los que forcemos las cosas, aunque en el camino seguro necesitaremos de ayudas divinas para ganarle al monstruo de mil cabezas y ahí está el detalle.

De suerte que este 2018 nos lanza la primera curva en los primeros minutos, siendo una buena oportunidad para demostrar de qué estamos hechos y qué tanto queremos los cambios.

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