Juan Antonio Mazariegos G.

En días pasados, la Comisión Federal de Comunicaciones, del gobierno de Estados Unidos o FCC por sus siglas en inglés, aprobó la eliminación de las regulaciones que garantizaban la neutralidad de la red, lo cual básicamente consistía en un principio por medio del cual todos los paquetes de datos debían de ser tratados de forma igualitaria por los ISP (proveedor de servicios de internet), sin que importara su origen o su destino.

El asunto en cuestión, de conformidad a los detractores de la medida de la FCC, es que la eliminación de este principio conlleva la posibilidad de ofrecer servicios diferenciales por parte de los ISP, los cuales, por un mayor precio permitan a los usuarios que puedan pagar, mayor ancho de banda o que en un momento dado los operadores puedan limitar la libertad de expresión a través de asignar a ciertos contenidos canales extremadamente lentos que hagan que los usuarios abandonen el interés por esperar a que determinado archivo se termine de descargar.

En el otro lado del espectro, quienes defienden la medida del gobierno de Trump, afirman que la investigación y desarrollo para la red se estaba rezagando, pues la neutralidad originaba desinterés de grandes compañías por buscar mayores velocidades o buscar la expansión cuando no podían lucrar con ese esfuerzo que realizaban.

En principio la FCC solo puede regular aquellas compañías que pertenecen a Estados Unidos o que desarrollan actividades en ese País, sin embargo, dado el potencial del mismo, no tardarán otros gobiernos o sus agencias en permitir este tipo de medidas para que sus compañías puedan competir con las norteamericanas y el efecto será inmediato. Por supuesto, este tipo de discusiones solo se dan en países en donde existan un mínimo de libertades, cualquiera que haya viajado por China Continental, por ejemplo, sabe que el gobierno controla y administra férreamente a los ISP y su pueblo no puede tener acceso a nada más que aquello que el gobierno permita.

El internet no pertenece a nadie, son básicamente un conjunto de protocolos que permiten la interacción entre distintos servidores ubicados por todo el mundo que al enlazarse van construyendo la red y esta se despliega por el planeta a manera de un universo paralelo al que entramos a interactuar en la medida que tengamos acceso a la misma.

Al parecer, nos encontramos frente a una nueva discusión que se origina en un concepto tan antiguo como el derecho a la propiedad, puedo ser propietario de algo y por lo tanto puedo disfrutar de los frutos que ese bien me proporciona y me esforzaré para que así sea, o bien todos los bienes son de todos y los disfrutaremos en iguales condiciones, aún y cuando nadie los cuide porque no le pertenecen a nadie.

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