Edgar Villanueva

Esta semana, acudí a una sesión de padres al colegio de mi hija. Con mi esposa llegamos justos de tiempo, ella se bajó y yo estacioné lo más rápido que pude. Al llegar al parquímetro, me di cuenta que no tenía suficientes fichas de las que el aparato requería y solamente logre cubrir la mitad del tiempo que yo sabía iba a estar en la sesión. Me retiré pensando, me van a poner una multa.

Al terminar la reunión, en efecto, la Policía Municipal de Tránsito, me había puesto una remisión. La tomé resignado, subí al carro y procederé a pagarla (con el respectivo descuento).

Me sorprendió la reacción de un amigo, a quien al contarle lo sucedido, me respondió con un sonoro, esos de la PMT son unos tales por cuales. También un familiar se lamentó diciendo, “cuando uno les da poder, hacen lo que se les da la gana.”

Lamentablemente estos comentarios, son parte de una cultura que reclama un Estado de Derecho, pero que no entiende que esto implica que el Estado, al regirse por un conjunto de leyes que se deben cumplir estrictamente, por mandato traslada este imperio de la Ley a sus ciudadanos.

Me parece que por un lado reclamamos ciertas seguridades y el cumplimiento de la Ley, pero por otro lado nos molesta que nos la apliquen a nosotros. Queremos que se respeten algunos derechos, pero no estamos dispuestos a aceptar que la autoridad nos obligue a cumplir la Ley o a realizar una restitución cuando hemos vulnerado las normas.

A otros más “sofisticados” nos molesta “la forma”, no el fondo. Es decir, no nos molesta la multa, sino la prepotencia de los agentes que garantizan el orden. Este es otro síntoma que no tenemos una cultura de respeto a las autoridades pues es común el desafío o falta de respeto a la autoridad. Hay policías prepotentes, sí. Todos los policías que ponen multas son prepotentes, no.

Sugiero que empecemos a ver el cumplimiento de la Ley, por dura que sea, como nuestro aporte al contrato social que hemos asumido al ser parte de una sociedad imperfectamente democrática. Yo voy a pagar mi multa por haber incumplido con lo establecido en la Ley y por haber incumplido con la ciudadanía que aporta para los servicios que nos presta la Municipalidad, de los cuales yo he hecho mal uso en esta ocasión.

Me dio gusto que me hayan multado, aunque algunos no lo crean. Me genera la sensación que se está haciendo cumplir la Ley y creo que esto es fundamental para el futuro del país.

PD. Aprovecho para exhortar a la Muni a poner más parquímetros, es una buena forma de agenciarse de fondos y de generar orden. Sin embargo, solicito que pongan aparatos que sean amigables a aquellos que queremos cumplir con la Ley. (El parquímetro que no pude pagar decía enfrente “solo se aceptan monedas GORDAS de Q1” -yo tenía una “gorda” y seis “flacas”.)

 

Artículo anteriorLos titubeos del nuevo Embajador de Estados Unidos
Artículo siguientePrimavera con una esquina rota