Edgar Villanueva

En diciembre de 2016 escribí un artículo titulado “La Mujer, una agenda olvidada” en el cual me refería al Índice de Paridad de Género de 2016, donde Guatemala se ubicaba en el puesto 105 de 144. En el mismo, hacía una reflexión sobre la importancia de abordar las debilidades que mostraba el índice y de utilizarlo como una herramienta económica y política. Asimismo, sugería que reducir la brecha de género podría acelerar el desarrollo, por la cantidad de estadísticas que demuestran que invertir en la mujer tiene efectos multiplicadores.

Este año bajamos 5 lugares en el ranking (110 de 144 países calificados), lejos de países como Nicaragua y Bolivia, los cuales se mantienen dentro de los veinte países mejor calificados. Asimismo, nuestros “pares”, Honduras y El Salvador se encuentran en los puestos 55 y 62, relegándonos de nuevo a compartir cartelera con el África Subsahariana y Oriente Medio. Guatemala tiene calificaciones preocupantes en tres de cuatro áreas prioritarias del índice: participación y oportunidades económicas, educación y empoderamiento político, cuales se encuentran en los puestos 101, 103, 109 respectivamente.

Dentro del área prioritaria de generación de oportunidades y participación económica hay un indicador que nos debería de preocupar: que las mujeres guatemaltecas reciben un menor salario que los hombres por el mismo trabajo. Considero que este es el caso paradigmático donde se evidencia nuestro rezago cultural y social con respecto al trato igualitario entre hombres y mujeres.

De la misma manera, en el área de educación hay un indicador que debe de ser prioritario de superar en el corto plazo y es el índice de alfabetismo de las mujeres versus hombres. Es imposible que una sociedad que pretende desarrollarse mantenga en el analfabetismo a quienes constituyen más del cincuenta por ciento de su población y quienes, como mínimo, dirigen la economía y finanzas familiares, educan a los hijos y siguen siendo el eje familiar y social en nuestro país.

En cuanto a empoderamiento político me preocupa la falta de mujeres en el Congreso y en puestos ministeriales, en donde estamos en el puesto 114 y 109 respectivamente. Con una población de mujeres en crecimiento, que tengan acceso a puestos de decisión es fundamental para que puedan legislar y participar de la generación de políticas públicas que moldeen la sociedad en la cual desean vivir y desarrollarse.

Personalmente, veo un futuro poco prometedor para mis dos hijas en Guatemala a menos que, en el corto plazo, se genere conciencia de la importancia de abrir los espacios de participación para la mujer. Esta decisión puede ser un parteaguas en el desarrollo del país, pues rompe con añejos prejuicios que son un lastre para nuestra sociedad. En el contexto de la coyuntura actual, la cual requiere de la renovación de la agenda política, un enfoque en la reducción de la brecha de paridad de género podría dar oxígeno al sistema, mientras se invierte en un tema que tiene comprobado, puede generar grandes resultados en el futuro cercano.

 

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