Francisco Cáceres Barrios
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Si un funcionario público es acusado de haber faltado a principios éticos y morales o de haber transgredido la ley, debe poner la atención debida a los señalamientos que se le hagan, asesorarse bien y proceder a defenderse con la ley si es inocente, con las pruebas en la mano para demostrarlo en los tribunales en donde se ventile su caso. Acudir a los medios de comunicación para pegar de gritos, hacer muecas, acusaciones, como proferir insultos alegando su inocencia o inventar que se le está pasando la factura por haber salvado la democracia del país, no solo es una demostración que el señalado pueda tener más de un tornillo flojo en la cabeza, sino caer en pueriles actitudes que rayan en las payasadas.

Nuestra población merece respeto y consideración. Ya es hora que a nuestra gente se le hable con la verdad en la mano, sin demagogia y menos con actitudes arrogantes, insolentes o altaneras, fuera el más humilde de los obreros, funcionario público, juez o cualquier servidor público de alta jerarquía. Ya pasaron los tiempos en que la población tenía que soportar patochadas o insolencias de los politiqueros que creyéndose intocables pretendan seguir manipulando a la población. A los nacionales, como a los extranjeros se les debe tratar con el respeto que se merecen, más aún, cuando están haciendo su trabajo en cumplimiento de sus deberes provenientes de un convenio de carácter internacional o porque así lo determinan las leyes que nos rigen.

¿Es que a estas alturas no han entendido que los procesos legales instituidos en nuestro país son para todos? A nadie debiera olvidársele el principio básico establecido en nuestra Constitución: En Guatemala todos los seres humanos somos libres e iguales en dignidad y derechos, como que ninguna persona puede ser sometida a una condición que menoscabe su dignidad. Ninguno puede intentar siquiera burlarse de la ley y de la gente, alegando que es honrado, bueno y honorable solo porque la institución creada para auxiliar la administración pública y de los tribunales con funciones autónomas, esté buscando cumplir con sus fines, como velar por el estricto cumplimiento de las leyes del país.

En tales condiciones ¿cómo es que a estas alturas hay quienes puedan pensar que el combate a la impunidad y a la corrupción se pueda hacer por la vía del diálogo, con gente que se cree intocable, que son los únicos dueños de la verdad y encima de ello o que se van en contra de la razón y de las evidencias? ¿Cómo se llama aquel individuo que toma objetos, dinero o cualquier otro tipo de bien material? Quién o quiénes lo hagan deben ser juzgados conforme a la ley.

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