Grecia Aguilera

El pasado 5 de septiembre se cumplieron 20 años del fallecimiento de la Santa Madre Teresa de Calcuta quien siempre expresó “Dios no me ha llamado a tener éxito. Él me llamó a ser fiel.” Y también para que enseñara al mundo el significado de lo que afirma Dios en su Palabra: “Aprended lo que significa Misericordia quiero, y no sacrificio.” Por ello pienso que la Madre Teresa fue dotada por Dios con las tres Virtudes Teologales consideradas divinas: Fe, Esperanza y Caridad. Estos tres tesoros celestiales están íntimamente relacionados y la Madre Teresa supo combinarlos a la perfección, anteponiendo la Fe, teniendo siempre Esperanza y haciendo la Caridad, virtud de la cual obtuvo para su corazón regocijo y paz. Ella pudo entregar a muchísimas personas alivio a sus dolencias físicas y espirituales, obedeciendo así el mandamiento “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo.” Agnes Gonxha Bojaxhiu nació el 26 de agosto de 1910 en Uskub, localidad del entonces Imperio Otomano, lugar que actualmente se le conoce con el nombre de Skopie, capital de la República de Macedonia. Sus padres la consideraron una flor enviada del Paraíso, y la bautizaron con el segundo nombre de Gonxha que significa ‘Capullo de Rosa’. Desde pequeña tuvo inclinación por la vida religiosa, pero fue hasta el 15 de agosto de 1928 cuando se decidió a cambiar su nombre secular por uno religioso, eligiendo Teresa en honor a la Santa Patrona de los Misioneros ‘Teresa de Lisieux’. En 1946 dijo haber escuchado que Dios “le pedía dedicara su vida a los menos privilegiados de la sociedad” describiendo ese mensaje como “la llamada dentro de la llamada”. Luego en 1950 decidió tomar la ciudadanía hindú y en ese mismo año fundó la congregación “Misioneras de la Caridad”, que fue aprobada por el Papa Pablo VI en 1965 y hasta la fecha esta hermandad se dedica a cuidar y servir a personas en extrema pobreza, huérfanos, refugiados, infantes abandonados, víctimas de enfermedades contagiosas, ancianos, convalecientes, enfermos mentales y enfermos terminales, sin importar sus creencias religiosas. Con el lema “Servir a Dios entre los más pobres de entre los pobres” la congregación se extendió a más de 130 países del mundo y el hábito que utilizan las hermanas para distinguirse es el Sari de color blanco rodeado por dos cintas de color azul. En 1979 le fue otorgado a la Madre Teresa el Premio Nobel de la Paz por “El trabajo emprendido en la lucha por superar la pobreza y la angustia, que también constituyen una amenaza para la Paz.” Al recibir el premio los organizadores le preguntaron “¿Qué podemos hacer para promover la Paz Mundial?”, a lo que ella respondió “Vete a tu casa y ama a tu familia”. No quiso asistir al Banquete Ceremonial ofrecido a su persona y solicitó que la cantidad de dinero que conlleva el premio fuera donada a los necesitados de la India. Cuando la Madre Teresa falleció el 5 de septiembre de 1997, en su país natal se le concedió un Funeral de Estado, siendo su féretro transportado en el mismo carruaje en el que fueron trasladados los restos de Mahatma Gandhi. Y el domingo 4 de septiembre de 2016, el Papa Francisco la canonizó en un acto oficial en la Ciudad del Vaticano. En uno de sus pensamientos inspirados en la Paz la Madre Teresa escribió: “Para conquistar al mundo no se necesita ni guerras ni cañones, sólo hace falta amor y compasión.” Del respeto y amor hacia los animales pensaba: “¿Por qué amar a los animales? Porque lo dan todo, sin pedir nada. Porque ante el poder del hombre que cuenta con armas, son indefensos.” Y sobre la soberbia y humildad manifestó: “No es la altura, ni el peso, ni la belleza, ni un título o mucho menos el dinero lo que convierte a una persona en grande. Es su honestidad, su humildad, su decencia, su amabilidad y respeto por los sentimientos e intereses de los demás.”

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