Juan Antonio Mazariegos G.

De conformidad con el acuerdo de creación, suscrito entre el Gobierno de Guatemala y la Organización de Naciones Unidas, la historia de CICIG en Guatemala inició con la consigna de erradicar los cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad, determinando que los mismos eran básicamente quienes reunían las siguientes características: a) Cometen acciones ilegales para afectar el pleno goce y ejercicio de los derechos civiles y políticos; y b) Están vinculados directa o indirectamente con agentes del Estado o cuentan con la capacidad de generar impunidad para sus acciones ilícitas (Acuerdo creación de CICIG Guatemala – ONU).

Corría el final del año 2006, Óscar Berger gobernaba Guatemala, y apenas concluía la primera década de paz, luego de la firma de la misma y pululaban en todo el territorio del país estructuras criminales con raíces dentro del mismo Estado que lo cooptaban y hacían imposible que este pudiera cumplir su mandatado constitucional de garantizar a los guatemaltecos la justicia. El gobierno de Guatemala simplemente reconoció que no podía enfrentar o combatir a dichas estructuras, pidió auxilio a la ONU y allí nació la CICIG.

La CICIG encontró en Guatemala mucho más que cuerpos ilegales o aparatos clandestinos de seguridad, encontró que estos no eran más que los brazos ejecutores de unas estructuras mucho más organizadas que se preparaban para cooptar al Estado a través de partidos políticos que competían con otras organizaciones similares, no para ganar las elecciones y el gobierno, sino para ganar las elecciones y llevarse el botín.

Para nadie es un secreto que las percepciones determinan en gran medida, o cuando menos en un inició, la satisfacción de la gente y el inicio de los procesos contra Pérez Molina y Baldetti determinaron un momento que nos llevó a muchos a la plaza, nos unió y nos llenó de esperanza.

Hoy cualquiera puede darse cuenta que no hay unidad granítica ni la misma esperanza del 2015 y el problema, a mi juicio, es que el esfuerzo que se realiza para combatir la impunidad que encabeza la CICIG no es el mismo que se hace para combatir los otros rostros de la impunidad. El MP y el Organismo Judicial están concentrados en atender los procesos contra las estructuras que combate la CICIG mientras que por ejemplo los mareros impunemente continúan extorsionando y asesinando pilotos, estructuras criminales invaden o queman propiedad privada o los viciados Pactos Colectivos de trabajo de las instituciones del Estado simplemente se regeneran año con año en medio de la impunidad pues nadie investiga absolutamente nada o por lo menos no actúan para combatirlos.

No todos esos ámbitos son parte del mandato de CICIG pero sí lo son del MP y del OJ y en tanto no se atiendan esas otras caras de la impunidad la percepción del combate a la misma irá perdiendo aliados, no porque se esté del lado de los corruptos o porque se privilegie la impunidad, simplemente porque lo que hacen las autoridades no satisface las necesidades de todos.

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