Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

La inexperiencia política del presidente Morales le provocó un fracaso más de tantos obtenidos durante su gestión gubernativa, pero lamentablemente sus últimos errores cometidos provocaron en la mayoría de la población una frustración tal, que sumió al país en un mar de inestabilidad y desconfianza, cuando a estas alturas debiéramos estar apreciando, si no soluciones totales, al menos aliviar tantos problemas sociales, de salud, seguridad, educación e infraestructura que nos afligen. Vaya usted estimado lector con un médico bien recomendado, pero cuando comprueba que no solo se equivoca en su diagnóstico y le receta la medicina equivocada, automáticamente se producirá la pérdida de confianza.

¿Qué credibilidad podrá tener el sastre que le prometió un traje a la medida, pero a la hora de vestirlo, comprueba que se equivocó hasta en el largo de los pantalones y encima de ello, le falsea la clase de tela y hasta le cambia el color de los botones? Los profesionales y los artesanos que logran ser famosos y exitosos en su ocupación lo logran solo a base de que lo que dicen lo hacen. Igual pasa con los políticos y más si resultó ser un ganador electoral, pues no se le mide por sus promesas, sino por sus logros. El caso que nos ocupa a través del tiempo llegó a decepcionar tanto por su incapacidad manifiesta, como por sus actos de manipulación, engaño o mentira. Más aún, la mayoría de la población le quitó su confianza al presidente Morales cuando pudo tener entre sus manos pruebas fehacientes de no haber dicho la verdad, no haber actuado con buen raciocinio y no haber buscado el bien común que su país le ha estado demandando.

Algunos opinan que el problema del presidente Morales pasó del campo legal al político o que del campo jurídico saltó al personal. Disculpen, no estoy de acuerdo, pues cuando una persona en vez de demostrar con hechos que dice la verdad miente reiteradamente, lo que promete no lo cumple o que sus acciones no corresponden a la realidad, provoca una pérdida de credibilidad total y de esa cuenta, entre tantas cosas más, hasta el tribunal electoral se ha visto obligado a cursar al Ministerio Público su expediente con pruebas fehacientes que demuestran el delito de financiamiento electoral ilícito cometido. No hay cosa más incongruente que ver a un político que se autodenomina honesto y se le demuestra lo contrario. ¿Qué confianza podrá tener entonces el contribuyente de que sus recursos aportados al erario nacional van a ser manejados honesta y honorablemente? ¿Alguien podrá asegurar de ahora en adelante, que el presidente Morales va a luchar por combatir la corrupción y la impunidad?

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