Factor Méndez Doninelli

La arrogancia de la presidencia imperial y amenazas del presidente Trump no tienen límites, por ahora su mayor preocupación en América Latina se centra en la República Bolivariana de Venezuela, donde se impulsa y consolida un proceso revolucionario en el marco de la democracia participativa, hecho que disgusta a los imperialistas por presumir que sus intereses geopolíticos y estratégicos están amenazados porque el Gobierno venezolano presidido por Nicolás Maduro actúa frente al imperio con dignidad e independencia en defensa de los derechos humanos de soberanía y de libre determinación de los pueblos.

La independencia de criterio y rechazo a toda injerencia extranjera adoptada por Venezuela, es lo que más molesta a la presidencia imperial, por eso, advirtieron que podrían usar la fuerza armada para “restablecer el orden y la democracia” en esa Nación, es decir, amenazan con invadir Venezuela y derrocar al Gobierno Bolivariano, para después apoderarse, despojar, controlar y administrar en beneficio de sus intereses, los millonarios recursos petroleros que posee Venezuela. La presidencia imperial se resiste a aceptar que en América Latina u otras partes del mundo haya países independientes que se niegan a recibir y acatar las órdenes imperiales, por esa razón, los imperialistas han lanzado campañas mediáticas, políticas y económicas para aislar, desestabilizar y debilitar al Gobierno Bolivariano de Venezuela.

Uno de los soportes de esta política imperial contra Venezuela es la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo regional con pasado histórico sombrío, lacayuno y complaciente con los deseos imperiales, pero que esta vez, no logró cooptar a la mayoría de países miembros para intervenir en Venezuela, sólo unos cuántos (11 para ser exacto) se sumaron a las órdenes de la presidencia imperial.

Lo irónico de tal acción es que algunos de esos 11 países, Guatemala incluida entre ellos, en el pasado fueron invadidos, sometidos por la fuerza a los designios imperiales y ahora, obedecen como fieles lacayunos a la presidencia imperial, interviniendo y vociferando abusivamente contra la República Bolivariana.

Se olvidan que en Centroamérica, entre los Siglos XIX, XX y XXI los imperialistas invadieron e intervinieron para derrocar Gobiernos constitucionales, imponer títeres y lacayunos de las élites nacionales. Sucedió en Guatemala en 1954, con intervención política, militar, financiera, mediática y psicológica planificaron y financiaron armamento y logística propagandística contra el Gobierno constitucional del Coronel Jacobo Árbenz Guzmán. Presionaron a países de América Latina para condenar a Guatemala en la OEA, acusando de ser punta de lanza del comunismo en América por aplicar la reforma agraria mediante Decreto 900, Ley de reforma agraria. Entre 1960-62 organizaron entrenamiento, financiamiento, logística y armamento de mercenarios para invadir Cuba por Bahía Cochinos y tumbar al presidente Fidel Castro, después en 1966 organizaron y entrenaron en prácticas contrainsurgentes a militares guatemaltecos; invadieron Panamá en 1964 y 1989; ocuparon Nicaragua durante 1853, 1894 y 1926; llegaron a Honduras en 1924, luego en la década de 1980 instalaron bases militares para entrenar contrarrevolucionarios y en 2009, intervinieron para derrocar al Gobierno constitucional de Manuel Zelaya.

También el abuso imperial se extiende a todos los continentes, lo reciente Libia, Irak, Siria, por ello, la presidencia imperial se aferra a la idea de que su poderío económico y militar, lo hace invulnerable y por tanto, le otorga la facultad de intervenir e invadir cualquier país para imponerse. ¿Pasarán?

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