Alfonso Mata

Los millennials, nacidos entre 1978 (otros hablan del 85 para países como el nuestro) y 1994, es cerca del 20% de la población guatemalteca. La comprensión de esta generación es sin duda un gran reto para todos los actores políticos y sociales. Sin embargo, detrás de algunos aspectos comunes que tienen, se oculta una complejidad y heterogeneidad. En la actualidad por ejemplo, sólo el 24% de los franceses millennials piensan que los niños irían mejor, si las madres se quedaron en casa para cuidarlos; en Estados Unidos es el 33% y en la India es el 62%. La nueva generación cree que los niños son motivo de orgullo para los padres, pero también una causa de la ansiedad y especialmente si se interponen al éxito laboral y académico. 60% de los jóvenes cree que las parejas deben recibir entrenamiento antes de tener su primer hijo. Una crítica implícita, a la educación recibida de sus padres baby boomers nacidos entre 1946-1964. Generación que le tocó vivir en carne propia: guerras, devaluaciones, crisis económicas y avances tecnológicos impresionantes. Si la familia es un éxito de lo más importante –dicen los millennials, es lógico que los potenciales padres, deberían tener la misión de empujar a sus hijos a tener éxito. Esta exigencia es más alta entre los millennials (90%) que los baby boomers 46%. La inestabilidad social, laboral y económica, puede ser un factor, que afectó a los baby boomers guatemaltecos en eso. Otra diferencia entre millennials y baby boomers, es en la visión más estricta de la educación. Muchos baby boomers creen que hay tres cosas que se debilitaron en los millennials: Confianza en sí mismos, sentido de la responsabilidad y valores morales. Esto va acompañado por un abandono de la religión, creen que la educación religiosa es clave retomarla. Por otra parte, los millennials son la primera generación en las que ya son madres en su mayoría trabajan. Mujeres ahora con expectativas similares a los hombres, en el éxito profesional y laboral, así como social. Esos hombres y mujeres comparten el mismo objetivo de prioridad: el equilibrio entre la vida privada y la vida profesional y laboral, cosa muy diferente al pensamiento de sus padres, cuyas expectativas diferían entre géneros: los hombres priorizando la dependencia económica y laboral, las mujeres priorizando el hecho de formar una familia. Debido a su dependencia financiera y el nuevo equilibrio trabajo/vida que caracteriza a los millennials, comienzan una familia más tarde. Por tanto, la vida social de los hombres y mujeres de esta generación, descansa con menos énfasis en su círculo familiar inmediato y sus costumbres. Tratan de ampliar las relaciones e invertir esfuerzos en sus diversas esferas privadas ampliadas, como profesionales, trabajadores y líderes. Se ocupan de las cuestiones de su empresa y se consideran comprometidos y acostumbrados a compartir sus posiciones. Los millennials crecieron con más mensajes de sensibilización sobre diversas cuestiones sociales. Ellos están más inclinados para contribuir a la mejora de la sociedad a través de su comportamiento; 70% adaptan su diario hacer, a los retos del desarrollo sostenible. Viven más libremente y buscan estar más saludables. Hay tres tipos de perturbaciones en la generación del milenio, principalmente como resultado de la utilización de la tecnología digital: 1. No se sienten nada, sino están conectados 2. Narcisistas (quieren las cosas como ellos dicen, ser creíbles, hacerse partícipes) pero con inclusión y altruismo. Están de pie por la igualdad de derechos y la igualdad de oportunidades para todos y 3. Individualistas. Por tanto, los millennials necesitan un ecosistema digitalizado, aunque muestran una desconfianza real sobre el tema, por lo que dedican mucho trabajo en tres niveles: La búsqueda de nuevas soluciones económicas; la búsqueda de la fluidez con la tecnología digital; la apertura de un amplio campo de las relaciones sociales y la voluntad de continuar contribuyendo a la sociedad. Finalmente algo fundamental: el matrimonio ha dejado de ser una obligación y es visto como un derecho, las características del mismo. Sin embargo, más allá de la forma en que se utiliza el concepto, no se puede negar que el estilo de vida de los millennials, presente en nuestras instituciones, lugares, trabajo, la familia, serán las bases de una futura sociedad.

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