Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Desde el inicio de la presidencia de Donald Trump, con respecto a Rusia han estado presentes sus diferentes contactos, actitudes, su familia, su campaña y su gobierno. Donald Trump ha expresado simpatía, admiración por el Gobierno de Rusia, argumentando que entre más coincida con el Gobierno de ese país mejor serán las circunstancias para Estados Unidos y sus ciudadanos.

A la inversa, Donald Trump, durante su campaña para obtener la Presidencia de Estados Unidos, ha manifestado que revertiría las medidas de acercamiento que Barack Obama había concretado con el Gobierno de Cuba, para así congraciarse con buena parte de los cubanos y sus descendientes que viven en Estados Unidos, aspecto que recientemente concretó al revertir las disposiciones de inversión, de visitas y turismo de los estadounidenses hacia Cuba.

¿Por qué esa diferencia de 180 grados? A Rusia: amor y besos; y a Cuba: coscorrones y empujones. ¿Es eso una política de Estado o es una corriente de intereses particulares?

Trump con su familia tienen en Rusia, y desean obtener negocios e inversiones; en Cuba desean obtener créditos políticos con los cubanos que votan y deciden la política en el Estado de la Florida.

Rusia puede invadir y tomar territorios en Crimea, puede apoyar al Gobierno dictatorial de Siria, y eso es aceptable para el Gobierno que preside Donald Trump en Estados Unidos.

Por el contrario, Cuba debe ser mantenida en un prolongado embargo económico y social, sin importar que todos los países que integran Naciones Unidas voten y rechacen dicho embargo. Al fin y al cabo, lo que realmente importa no es el bienestar y la mejora de los derechos humanos y de la política económica mundial, lo que verdaderamente importa es qué beneficia en lo personal al presidente Donald Trump, a sus negocios y a su familia.

Quién tuviera una bola de cristal y pudiera decir qué es lo que en el corto futuro sucederá en la política bilateral de Estados Unidos con Rusia y con Cuba. Quién puede decir qué impacto tendrá jurídicamente las actitudes que Donald Trump, sus allegados y su familia han tenido en sus relaciones con Rusia.

Nos encontraremos con que el Senado y el Congreso norteamericano, el Departamento de Justicia lleguen a comprobar y determinar que Donald Trump ha obrado ilegalmente y que por consiguiente debe ser sometido a cargos y responsabilidades legales, que incluso puedan producir de nuevo un caso igual que al Presidente Richard Nixon a quien le costó la Presidencia del gobierno de Estados Unidos.

Lo que sí podemos decir es que todos los días las principales cadenas noticiosas, la televisión y los medios escritos de Estados Unidos abordan la temática que Donald Trump, su familia y colaboradores producen por sus acciones y reacciones para con Rusia.

Cuba no es una democracia, pero tampoco es una potencia mundial como lo es Rusia. Lo que mejor puede requerírsele a Cuba es que gracias a medidas pacíficas en lo económico y en lo social, se vea obligada a concluir en una nueva Cuba que le permita a todos sus ciudadanos, sin excepción, expresarse y desarrollarse como se desarrolla la democracia en América Latina.

¿Qué pasará en ambos países y con Estados Unidos? Solo el tiempo y Dios lo determinará.
¡Guatemala es primero!

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