Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Sin duda alguna Guatemala atraviesa tiempos especiales porque quienes han sabido utilizar el sistema para su beneficio han hecho y seguirán haciendo hasta lo imposible para que las cosas se mantengan intactas y eso cada día va siendo más claro.

Se entiende tan bien el funcionamiento de este perverso sistema, que para desviar la atención a los esfuerzos para sostener lo insostenible, se ha querido matizar que todo esto que pasa es una guerra ideológica entre la derecha y la izquierda.

En el marco de la lucha contra la corrupción es necesario tener más casos en contra de funcionarios y financistas de otros gobiernos que no sea el Partido Patriota (PP) y de eso no queda duda, pero no por ello podemos invalidar lo actuado o decir que todo se guía por una agenda política como han querido hacer ver.

Pero mi punto es que ahora vivimos en un mundo en el que dependemos mucho de las redes sociales para casi todo y dentro del ejercicio de la ciudadanía, las redes sociales han dado una voz a mucha gente (algunos que las manejan bien y otros con tremenda irresponsabilidad) para expresarse con cotidianidad respecto a los temas de la agenda nacional.

Vemos todos los días información que se comparte y opiniones que se emiten, pero ya estamos empezando a creer que con eso basta y sobra para incidir en el futuro. Debemos hacer un alto y darnos cuenta que esto de las redes es algo así como rezar sin tener acciones que acompañen nuestro rezo, puesto que mientras lo que hagamos, digamos o publiquemos en las redes no vaya acompañado de acciones que puedan materializar los cambios, las expresiones se quedan en eso solamente.

El país atraviesa momentos en los que todos los problemas son prioritarios porque ha sido tal el deterioro que no podemos solo resolver temas aislados porque los resultados terminan siendo a medias en el mejor de los casos.

La clave de todo cambio está en que nosotros, con nuestro día a día, marquemos la nueva ruta absteniéndonos de realizar actos que aunque se vean normales no lo son y que además, entendemos que el país va a cambiar en la medida que así lo queramos y que ese cambio está en el Congreso de la República. Los epicentros del cambio están en la actitud de cada uno y en el Organismo Legislativo.

El papel, como las redes, aguantan con todo, pero una mejor Guatemala no se construirá solo de expresiones y por eso, lo que cada quien pueda hacer para incidir, será un gran aporte si es que de verdad queremos cambios que nos ofrezcan sostenibilidad a todos.

Las redes son un medio de expresión, pero por si solas no permiten la materialización de los cambios, para eso se requiere que nos arremanguemos la camisa y trabajemos hombro a hombro con todos aquellos que desean cambios, sin importar su origen, ideología o posición social.

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