Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Los sindicatos en el mundo son un brazo de apoyo a los trabajadores por medio de los cuales pretenden obtener mejores condiciones colectivas, y esa es la naturaleza de los mismos, entonces es vital entender que mientras mejores condiciones se consiguen, mejor hacen su trabajo para asegurar rentabilidad del empleador.

Pero el problema es cuando el sindicato pierde la esencia de su existencia y le pasa como a los partidos políticos, a algunas instituciones o medios de comunicación, por ejemplo, y se convierte en un brazo de extorsión para exigir mejores condiciones sin que los miembros del sindicato entreguen mejoras en los servicios que se prestan, y que ello se traduzca en mejorías en la calidad de vida de los ciudadanos.

Tras la represión, los sindicatos cobraron importancia por la necesaria reivindicación de los derechos de los trabajadores, y yo he sostenido pláticas con líderes responsables que pensaban en sus miembros, pero también en el país y en la necesidad de que los acuerdos alcanzados tuvieran respaldo financiero para hacerlos sostenibles, pero con el paso del tiempo los sindicatos también han sido parte de la cooptación y con ello se ha ido perdiendo el espíritu.

Y traigo esto a colación porque luego que se pidió la nulidad de algunos aspectos del Pacto Colectivo de Salud en virtud que algunas de sus condiciones fueron irresponsablemente otorgadas como prebendas especiales pactadas en un chantaje y juego político, veo en la actitud del sindicato en otro foco de esos que reclaman derechos adquiridos obtenidos de manera espuria e ilegal. Condiciones ilegales por las que, de paso, mucha gente cobró millones.

Y tan nefasto es alegar derechos adquiridos para una concesión disfrazada de usufructo, una licencia o un contrato obtenido a base de corrupción o tráfico de influencias, como alegar derechos adquiridos cuando no se cumplió con la ley y eso es lo que pasa con los sindicatos.

Los líderes de los sindicatos más grandes en Salud y Educación no oyen razón, tienen la mentalidad de que todo debe ser beneficio y muy poca obligación y compromiso, y por eso es que urge que los líderes de otros sindicatos marquen la diferencia y marquen un nuevo rumbo que pase por obtener mejores condiciones, pero también ofrecer mejores servicios y adquirir más compromiso para la gente y el pueblo quienes son los que a la postre pagan sus sueldos.

Y además, es necesario que evidenciemos y debatamos sobre esa cantaleta de los derechos adquiridos de manera ilegal pues nunca podrán ofrecer certeza jurídica y esgrimir ese argumento en tales condiciones no solo es cínico sino inmoral. Y por conveniencia, vemos cómo las extremas derechas e izquierdas milagrosamente se ponen de acuerdo para reclamar derechos espurios porque a ambos, en parte, les conviene seguir teniendo un Estado en el que “adquirir derechos” ilegalmente sea posible.

Muchas cosas deben cambiar en el país sin importar las ideologías, y una de esas cosas son los sindicatos porque claro que deben velar por su función, pero de una manera transparente y responsable, buscando sus beneficios, pero también los del mismo pueblo que ellos “dicen” defender.

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