Carlos Soto Pineda

¿Sabía usted que en Guatemala, la Constitución Política establece que el Congreso de la República debe  estar conformado por diputados electos por  distritos y por lista nacional?

Cada distrito representa a un departamento del país (22) más otro denominado  Central que es el municipio que constituye la Ciudad de Guatemala, lo que totaliza 23 distritos.

Que  por cada distrito electoral debe elegirse como mínimo un diputado.

Y que se establece  –por ley– el número de diputados que corresponda a cada distrito de acuerdo a su población.

De conformidad con el  último censo de 2002 se elige un diputado por cada ochenta mil habitantes según el departamento.

Actualmente son 127 diputados distritales y 31 diputados por lista nacional, lo que totaliza  158 diputados.

Existen en lista nacional 31 diputados electos, 19 en municipios del departamento de Guatemala, 11 en Distrito Central, 10 Huehuetenango, 9 Alta Verapaz y San Marcos, 8 Quiché, 7 Quetzaltenango, 6 Escuintla, 5 Chimaltenango y Suchitepéquez, 4 Jutiapa, Petén y Totonicapán, 3 Chiquimula, Izabal, Jalapa y Sololá, 2 Baja Verapaz y 2 El Progreso.

Que estos pueden ser reelegidos indefinidamente para un período de cuatro años –sucesivamente–.

Y que los únicos 2 Requisitos para ser electo Diputado del Congreso de la República son: ¡Ser guatemalteco de origen y estar en el ejercicio de sus derechos ciudadanos!

Que de acuerdo al Decreto 57-2008 conocido como Ley de Acceso a la Información Pública, se informa que cada diputado percibe –que no es lo mismo que devengar– un sueldo de Q29 mil 150 mensuales, y las prerrogativas propias de su “investidura”, más prestaciones laborales de ley.

Desglosándose su sueldo así: ¡Q9 mil 550 como salario base más Q9 mil 600 por dietas de asistencia a sesiones plenarias, además de Q5 mil por gastos de representación y Q5 mil en Dietas por Comisiones de “Trabajo”!

¿Usted votó?… ¿Sabe por quién votó?… ¿Conoce a sus diputados?

Yo si los conozco y si se diera el caso que despotricaran contra mí y mi labor, me sentiría halagado, condecorado y sería un aliciente para seguir desarrollando mi trabajo.

Sale esto a colación por declaraciones que leí sobre la actual Ministra de Salud quien aceptó desde finales de julio del año 2016, el reto de asumir esa “desacreditada” cartera, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir ese ministerio en Guatemala.

Contribuir profesionalmente desde un puesto en el gobierno, conlleva el «linchamiento» , la «vindicta pública» por la osadía de romper esquemas y atreverse a encarar estructuras; por eso respeto la valentía de aceptar enfrentarse al sistema desde la dirección del Ministerio y espero que como José Martí escriba : “Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas…” y al terminar su labor le agregue, por eso pude contribuir a “detener y revertir el colapso de los servicios de salud”.

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