Claudia Escobar. PhD.
claudiaescobarm@alumni.harvard.edu

“La lucha contra la corrupción
merece que toda la ciudadanía se involucré”
Thelma Aldana

Cambiar la cultura de la corrupción por una cultura de respeto a la ley no es algo que suceda de la noche a la mañana. Tampoco es la responsabilidad de una organización en particular, ni de un grupo de funcionarios. Todos tenemos la obligación de transformar nuestro país y construir el que deseamos.

Los ciudadanos que se oponen a esa práctica ilegal de la corrupción, aunque no ocupan ningún cargo público, tienen una importante tarea que deben realizar ante el conocimiento de hechos que podrían ser considerados como delitos y estar relacionados con la corrupción, tienen la obligación de denunciar.

Esta semana en medio de la vorágine de violencia que está viviendo Guatemala, pasaron desapercibidas acciones importantes realizadas por el Ministerio Público en dos casos graves de corrupción que se originan de la denuncia de ciudadanos ante situaciones anómalas que ocurren dentro del Sistema de Justicia.

El primero surge a raíz de la denuncia por extorsión en la que a un usuario se le requiere de un pago, previo a que se dicte una resolución en el Juzgado Penal de Baja Verapaz. Cuando el MP inicia la investigación, se topa con la cueva de Ali Babá y los 40 ladrones. En esa judicatura todo tiene precio y así como es el sapo, así es la pedrada. Actualmente hay más de diez sindicados, incluyendo personal del Juzgado; mientras el juez, Jorge Luis Molina Muñoz, se resguarda en derecho a antejuicio.

El segundo caso se refiere a hechos de corrupción en el departamento de Sacatepéquez, en donde un grupo de profesionales (médicos y abogados), en contubernio con personal del Juzgado, flexibilizan la ley penal para favorecer a los sindicados y adecuan los delitos al color del billete. Es repugnante que un acusado de violar a una menor de 8 años, quien debía ser juzgado por una violación agravada, se le cambie el delito por el de agresión sexual.

Estos hechos son una señal de la podredumbre que existe en el propio corazón del sistema de justicia y ejemplifican cómo la impunidad y la corrupción son promovidas desde dentro del órgano encargado de impartir justicia. Pero también son una muestra de actitudes correctas por parte de ciudadanos, que con sus acciones han demostrado que se oponen abiertamente a la corrupción y han dicho ¡BASTA YA de corrupción!

Ahora que la CICIG y el Ministerio Público han iniciado una batalla campal contra la corrupción, los ciudadanos no pueden dormirse en sus laureles. No basta con salir a manifestar; hay que romper la cultura del silencio; hay que denunciar y aportar pruebas de todas las anomalías que se cometen en la administración pública. Dice un conocido refrán que: “el que calla otorga” y no podemos seguir siendo cómplices de la corrupción.

La transformación profunda del sistema judicial, requiere de una reforma constitucional acorde, la cual se encuentra entrampada en el Congreso de la República, por diputados que buscan mantener la impunidad en Guatemala. Pero también requiere del compromiso y la valentía de hombres y mujeres que sueñan con un mejor país. Por eso agradezco profundamente a esos usuarios del sistema de justicia, que no se dejaron amedrentar y que con su denuncia están ayudando a limpiar el Organismo Judicial.

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