Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Como ser humano, contar con la mínima formación educativa, firme formación religiosa, buen sentido de solidaridad y habiendo de por medio muchos años de amistad, el martes pasado me impactó sobremanera el haberme enterado que un nieto de Oscar Clemente Marroquín Godoy había tomado una decisión que, indudablemente le habrá afectado sobremanera y de paso conmocionar a su familia, la que gracias a Dios se distingue por contar con sólidos valores y principios, indudablemente muy útiles en momentos tan críticos por los que están pasando.

Como abuelo que también soy, lo primero que hice fue preguntarme ¿qué hubiera hecho de pasar tan doloroso transe? Pues lo mismo, sentarme frente a la computadora y escribir mi columna con la misma sencillez y valentía que lo ha hecho siempre Oscar Clemente. No podía ser de otra manera. Su formación y bagaje periodístico logrado a través de tantos años al haber trabajado a la par de su abuelo don Clemente y de su padre don Oscar tenían que haber caído como buena cimiente para plantear con toda franqueza a los asiduos lectores de su columna la verdad de lo acontecido y el impacto que le provocó enterarse, así como dar la cara ante lo infausto de lo acontecido.

Por ello, me apresuro a darle las gracias por el buen ejemplo brindado a quienes tenemos muchos años de leerlo a diario, por no habernos fallado, por haberse comportado dignamente a pesar de lo duro y difícil de la situación por la que está atravesando. Elevo también mis oraciones al Creador porque bendiga a su nieto, a sus papás, a toda su familia y en especial a usted y su señora esposa para que les siga dando el valor de mantenerse fieles a sus sólidos principios y valores de los que siempre han hecho gala.

Tengo algo más que agregar. La experiencia seguramente le hará comprender que no todos somos iguales. Hay quienes son capaces de solazarse del dolor ajeno. También hay quienes les es imposible apartar su ideología, sus preferencias políticas y simpatías ante una situación como la que usted Oscar Clemente está pasando, por lo que aprovechan la más pequeña oportunidad para tratar de herirlo, ofenderlo y de ser posible hasta perjudicarlo en lo personal o a su trayectoria. Pero estas tristes condiciones o características humanas, yo sé muy bien que de sobra las conoce y que seguramente le van a servir únicamente para confirmar el criterio que sustenta aquel dicho proverbial: «De todo tiene la viña, Sacra y Real majestad. De todo tiene la viña: uvas, pámpanos y agraz.»

Artículo anteriorLos vemos ir y venir y no nos percatamos
Artículo siguienteEsconder los problemas bajo la alfombra