Lic. Douglas Abadía
douglas.abadia@gmail.com

La gestión de riesgos puede entenderse como el conjunto de elementos, medidas y herramientas dirigidas a la intervención de la amenaza o la vulnerabilidad, con el fin de disminuir o mitigar los riesgos existentes.

La gestión integral de riesgos derivados de amenazas naturales o antrópicas reviste especial importancia para los países de la región, especialmente Guatemala debido a sus características geográficas y socioeconómicas. Es un campo de acción fundamental para que éstos alcancen su desarrollo en términos de crecimiento económico sostenible, reducción de la pobreza y equidad social. El objetivo central de intervenir en este ámbito es disminuir los potenciales impactos causados por huracanes, deslizamientos, terremotos y otros eventos, mediante la reducción de la vulnerabilidad y el mejoramiento de la gestión del riesgo asociado a éstos en los diversos sectores, promoviendo condiciones para un eficiente desarrollo.

En la presente columna de opinión se abordará la gestión integral del riesgo vinculada al ordenamiento territorial, el cual puede ser definido como una normativa, con fuerza de ley, que regula el uso del territorio, definiendo los usos posibles para las diversas áreas en que se ha dividido el territorio, ya sea el país como un todo o una subdivisión político-administrativa del mismo.

En general, se reserva el término ordenamiento territorial para definir la normativa; mientras que el proceso y la técnica para llegar a dicha normativa, se conocen como Ordenación del territorio.

En Guatemala se puede afirmar que el ordenamiento territorial no ha sido el ideal, pues existen varios actores que han impedido que nuestro territorio crezca de forma ordenada, por ejemplo: las corporaciones municipales, los legisladores, el organismo Ejecutivo (Segeplan), ingenieros civiles, arquitectos, inversionistas, propietarios de inmuebles, corredores de bienes y raíces han sido parte del círculo vicioso que ha desencadenado múltiples problemas como construcciones mal hechas, terrenos no aptos para construir residenciales o lotificaciones, contaminación ambiental, asentamientos humanos, entre otros.

Por asentamiento humano se entenderá la radicación de un determinado conglomerado demográfico, con el conjunto de sus sistemas de convivencia, en un área físicamente localizada, considerando dentro de la misma los elementos naturales y las obras materiales que la integran. La estructura de los asentamientos humanos está formada por elementos físicos y servicios a los cuales dichos elementos suministran apoyo material. Los componentes físicos comprenden las edificaciones construidas por el hombre para tener seguridad, intimidad y protección de la intemperie y la infraestructura, es decir las complejas redes concebidas para hacer llegar a las edificaciones o retirar de ellas, personas, mercaderías, energía o información.

Los servicios abarcan los requeridos por una comunidad para el cumplimiento de sus funciones como órgano social, por ejemplo: los de enseñanza, sanidad, cultura, bienestar, recreación y nutrición. Las edificaciones, conectadas con la infraestructura y provistas de servicios, forman los distintos asentamientos en diferentes escalas: la unidad de vivienda; el conjunto de unidades de vivienda; el vecindario; la aldea; la ciudad; la metro-poli.

A partir del terremoto del año 1976 sucedido en Guatemala, inició la proliferación de asentamientos humanos sin las condiciones mínimas para poder albergar de buena manera a decenas de familias guatemaltecas que por la ausencia y falta de voluntad política se les veda el acceso a vivienda mínima, es decir, digna, en donde los miembros de las familias desde los niños hasta los ancianos puedan desarrollarse de manera integral; en la mayoría de asentamientos ocurren fenómenos como la escasez de agua, calles empolvadas, láminas deterioradas, hacinamiento, etc.

Los altos niveles de corrupción, la falta de voluntad política, el servilismo de los líderes comunitarios más la indiferencia de la ciudadanía guatemalteca han elevado la vulnerabilidad de los habitantes de los asentamientos humanos ante amenazas de distinto tipo así como desastres tanto naturales como antrópicos, con el desmedido crecimiento poblacional aunado al analfabetismo tenemos en un futuro inmediato un escenario sumamente dramático tanto en el plano económico como el de vidas humanas.
Continuará.

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