El presidente Jimmy Morales denunció en una cantinflesca declaración sobre sus miedos, que luego dijo no tener, que ha recibido «rumores bien fundamentados» sobre intentos de golpe de Estado en su contra. En la misma oportunidad, pidió a los miembros de su gobierno que, a pesar del miedo, que siempre tuvo, pero que no tiene, actúen para que el Estado no se detenga.

No estamos escribiendo enredado. Ocurre que nos cuesta entender y, más aún, explicar lo que el mandatario quiso decir. Lo que nos llama la atención son dos puntos fundamentales de su intervención: el temor de un golpe y la inoperancia de las instituciones del Estado.

Es cierto que a los presidentes sus roscas les generan este tipo de «rumores fundamentados» ya que se forman con expertos en generar crisis para disfrazarse de indispensables, incondicionales y valientes aliados de quien ocupa el despacho y, mejor aún, si es un iluso que no tiene ni idea de cómo se manejan los hilos del poder real.

Lo que tiene que entender Jimmy Morales es que nadie empujó al hijo a meterse a clavos, al hermano a hacer sus «negocitos», que el financiamiento de FCN Nación no es un montaje y que los rumores sobre «fantasmas» no son creados por chismes.

Hay muchos temas que ellos mismos se han generado y que son utilizados por quienes quieren luchar en el control de las cuotas de poder de las instituciones que se consiguen con el aval o la cercanía con el mandatario de turno.

Cuando los rumores de un golpe se le transmiten a un presidente hay que dudar de quien lleva el chisme. Preguntarse ¿Qué ganan al generarme esta crisis? Después hay que evaluar los elementos con toda seriedad y si fuera el caso que son fundamentados, proceder con la seriedad y responsabilidad del caso. No consideramos que decirlo desde una tarima de manera poco seria, cumpla con esos requisitos.

Pero el otro punto delicado es sobre la inoperancia que se percibe dentro de la administración pública. Muchos critican que se han congelado las decisiones de inversión y contratación por temor a cometer un error y ser castigados por ello.

Desde nuestra perspectiva, una pequeña porción será por eso. El temor real puede ser que no saben hacer las cosas de manera correcta y honesta, generándose un temor auténtico sobre las consecuencias que se pueden sufrir por ello.

Es urgente que quienes dirigen al país, atiendan sus necesidades con mucha más seriedad. El único rumor «bien fundamentado» que circula es que no hay mucha capacidad para manejar el país.

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