Edith González

Nuestro vino de plátano, podrá ser agrio, pero es nuestro vino.
José Martí

Soy ciudadana guatemalteca, por nacimiento y por registro. Nací el siglo pasado cuando había doble jornada de estudio y trabajo e íbamos a comer a casa, con la familia, los que tenían televisión no la ubicaban en el comedor, guardábamos de los abuelos, la conversación en familia, donde se transmitían valores y principios, teníamos temor de Dios y respeto a los mayores.

Mi madre nos enseñó a barrer el frente de la casa, para conservar limpia “la tacita de plata”, nos colocaba un pañuelo en la bolsa y debíamos lustrar los zapatos todas las noches. El respeto a la persona era importantísimo, no llamábamos a los maestros por su nombre, ni llegamos en pantalones cortos o escotes pronunciados a misa.

Estos valores sociales fueron cambiando. Como me dijo mi hijo un día “mamá no te has dado cuenta que ahora hay otros valores sociales”. Debemos aceptar que la cultura como la vida son cambiantes. Pero debemos recordar que como personas estamos obligadas a ser mejores cada día.

Lo que no podemos ni debemos aceptar es que Adal Ramones “un comediante extranjero” venga a burlarse de nosotros y de nuestro Presidente que encima de todo, le paguemos para oír cómo nos desvaloriza, nos denigra y nos humilla, cómo se burla de nuestras autoridades y de nuestro sistema de justicia.

No importa si votamos o no por el presidente Morales, finalmente es el representante de los guatemaltecos y nuestra máxima autoridad, si estamos o no de acuerdo con los dictámenes judiciales; si nos gustan o no “Moralejas”, eso es nuestro. Podemos analizar, discutirlo, responsabilizarnos de nuestras acciones, entender los procesos, buscar cambios, pero no aceptar que una persona extranjera “haga su agosto a costillas “de lo que él considera nuestros errores y todavía reírnos de lo que dice y entregarle el fruto de nuestro trabajo.

En declaraciones a la prensa el director del Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias, arquitecto Álvaro Veliz dijo: Durante el tiempo que llevo como director, desde el 22 de febrero del 2016, no he recibido solicitud para una presentación del señor Adal Ramones, por lo que no se puede censurar algo que nunca se ha pedido. Es falso lo que la productora Marsha Pamela López, de Producción Total y encargada de traer el show al país, indicara. Lo que ocurre es que ella tiene dos multas por Q11 mil cada una por infringir el reglamento interno y acuerdos contraídos con el Teatro Nacional en el 2015 y 2016.

Hay muchas cosas malas en nuestro país y nuestra sociedad con lo que podríamos hacer una lista interminable, por supuesto empezando con un examen de conciencia de nuestras propias acciones y decisiones, con asumir nuestros propios compromisos, con ejercer nuestros derechos y “señalar en nuestra casa” (nuestro país) lo que está mal para corregirlo, pero no permitir que alguien venga a indignarnos para “hacer un buen show”, a través de una estrategia mercadológica infundada.

¡Yo exijo al señor Adal Ramones una disculpa para mi país, sus ciudadanos y Presidente!

Artículo anteriorPresidentes trastornados excéntricos
Artículo siguienteReformas constitucionales, indígenas y golpes de Estado