Juan Francisco Reyes López
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Suscribir los Acuerdos de Paz fue positivo, pero es más importante materializarlos y cumplirlos; como se puede comprobar, los mismos no están agotados. La implementación les ha correspondido a todos los gobiernos que democráticamente nos han regido desde el 29 de diciembre de 1996.

Si se desea medir o cuantificar a cada uno de los gobiernos respecto a su cumplimiento encontraremos que el gobierno que presidiera Alfonso Portillo Cabrera y el suscrito Juan Francisco Reyes López como vicepresidente de la República, comparativamente plasmó más el contenido de los Acuerdos de Paz que los gobiernos que han regido desde la fecha de la suscripción de estos.

Por ejemplo, se puso en vigencia el Pacto Fiscal, elevando el Impuesto al Valor Agregado, IVA, al 12% y estableciendo que la mitad de dicho aumento se le entregara a las municipalidades del país, para así descentralizar los recursos y darle, de forma sumamente cercana a toda la población, medios como mejorar la educación, la salud, la infraestructura y hasta en cierta forma la seguridad municipal.

También se aumentaron cuatro veces los salarios mínimos logrando actualizar en un 60% el poder adquisitivo de la gran mayoría de los guatemaltecos asalariados.

A ello se adiciona que se reajustó la bonificación salarial de Q50.00 a Q250.00, y en lugar de aumentar los aranceles de productos de la Canasta Básica, como recientemente se hiciera con las partes de pierna y cuadril del pollo, se logró controlar y evitar el aumento de la Canasta Básica alimenticia como lo demuestran las cifras.

Adicionalmente, se desmovilizó el Estado Mayor Presidencial reemplazándolo por la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia, SAAS.

Las tareas contenidas en los Acuerdos de Paz no pueden cesar en ninguno de nuestros gobiernos, y si bien el acto de conmemoración de los 20 años de la firma de los Acuerdos de Paz fue adecuado, resaltando la intervención del presidente Vinicio Cerezo, del presidente Álvaro Arzú y del presidente Jimmy Morales y las intervenciones de coros infantiles, de diferentes grupos étnicos, así como la colocación de la Rosa de la Paz por dos niños vestidos de blanco, ello es un acto protocolario y simbólico que no llena adecuadamente lo que requieren los Acuerdos de Paz, más importante sería que se buscara reducir la pobreza y la extrema pobreza que son implícitamente el primer enemigo de la paz.

Nadie puede poner en duda que mientras exista hambre, desnutrición y muy poca ejecución de parte del gobierno, la paz no se obtiene; por el contrario, nos acercamos a la injusticia y al incumplimiento de lo que se firmó.

La paz también conlleva la reforma y actualización de la Constitución de la República que debe ser actualizada no solo en los conceptos y temas de justicia sino también debe ser actualizada en lo político y en lo social, de lo contrario todos seremos responsables que en nuestro país el subdesarrollo continúe engendrando causas de desestabilidad social, de injusticia económica y por consiguiente cizaña que siempre contradiga la paz.

Esperemos que tanto el Ejecutivo, a través de cada uno de sus ministerios y secretarías, se identifique con los Acuerdos de Paz y lo superen para así saber que todos los guatemaltecos tienen comida, trabajo y pueden vivir en paz.
¡Guatemala es primero!

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