Eugenio R. Fernández
buzonasprodecogt@gmail.com

Los términos habitantes y ciudadanos pudieran confundirse como sinónimos, pero hay una clara diferencia entre estos. Una persona que habita en Guatemala no necesariamente es un ciudadano, ya que según la RAE el ciudadano es: “Persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes”. Todo ciudadano de una República tiene derechos, pero también deberes. Estamos acostumbrados a exigir nuestros derechos o lo que es peor a asumir una actitud que en los Estados Unidos le llaman “The entitlement mentality” es decir una mentalidad que el Estado tiene que subsidiarnos, aportarnos o darnos cosas. Es como que el Estado nos debe algo y nosotros no le debemos nada al Estado.

La Constitución de Guatemala es clara al enunciar los deberes de los ciudadanos en su artículo 135 y en esta columna solo haré referencia a los dos primeros que indican: “a) Servir y defender a la Patria; b) Cumplir y velar, porque se cumpla la Constitución de la República.”

Saco a colación esto, ya que, en este país, los diferentes grupos que lo integran y me refiero a TODOS sin excepción; sin excluir a la derecha, ni a los empresarios, inclusive a los de la Marro, que por ridículo que parezca tienen mentalidad subsidiaria. No digamos a los de la izquierda, los sindicatos, los burócratas, los estudiantes, las ONG etc. Falta concluir la idea…. ¿TODOS QUÉ? Podrías poner Todos esperan que papá Estado les resuelva sus problemas.

Digo esto, pues parece que siempre estamos esperando que alguien más haga lo que a nosotros nos corresponde hacer. He escuchado como varias personas se quejan de que en el Estado nada ha cambiado, que todo sigue igual, que siguen pidiendo mordidas, que la corrupción es galopante, que se roban los impuestos. Yo me pregunto, si esto es cierto ¿Por qué no se presentan las denuncias correspondientes? ¿Por qué no se graban las propuestas indecentes y se colabora con las autoridades para terminar con ese cáncer? ¿O es que estamos esperando que un extranjero, tal vez el Chapulín Colorado aparezca en escena y nos salve de la situación?

¿A caso no entendemos que es nuestra obligación como ciudadanos velar porque se cumpla con la Constitución, que para defender la patria no necesitamos balas o pistolas, necesitamos personas con el valor de denunciar? Necesitamos ser guatemaltecos proactivos, no parásitos.

Denunciar es el arma principal que tiene el ciudadano. No usarla es un acto de cobardía que se convierte en traición a la patria.
¿Hasta cuándo los guatemaltecos decidirán que basta, no más esperar que las cosas cambien por arte de magia? El tiempo de la protesta de la Plaza ya pasó, tenemos que pasar a la denuncia en los juzgados o el MP y presionar allí que se cumpla con la justicia. También tenemos que pedir la depuración del Congreso y todas las instituciones plagadas de bandidos. La depuración del Estado no se generará de forma espontánea, hay que actuar.

Si los ciudadanos, e incluyo aquí a los empresarios, no empiezan a realizar denuncias, la impunidad ganará la partida, después estos criminales terminaran robándole todo a todos. Realmente estamos en una lucha de vida o muerte, les dejo la última pregunta ¿Qué país le vamos a dejar a nuestros hijos gracias a nuestra cobardía?

Artículo anteriorSin calidad en el gasto, el % de ejecución no importa
Artículo siguienteEl primer tirón del año