Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Ser diputado en estas épocas debe ser glorioso porque no solo vuelan fuera del alcance del radar de la justicia y siguen teniendo privilegios de primera para el lamentable trabajo que hacen, sino que, además, tienen una pareja de hermanos en el Ejecutivo, Jimmy y Sammy Morales que se encargan que sus actuaciones centren la atención de los guatemaltecos y no precisamente para bien.

Pero hay que entender que los Morales, como Pérez-Baldetti, Colom-Torres y quienes han antecedido son meras aves de paso cooptadas por el gran poder del financiamiento electoral y así es como hay que entender que se conviertan en gestores de negocios y traficantes de influencias más que en mandatarios.

No quito responsabilidad a los gobernantes, solo digo que lo mismo da Chana que Juana porque los cambios que necesita el país no pasarán por un presidente, sino por fuerza legal deben atenderse en el Congreso y cuando se tiene a dos hermanos que se centran en atraer todas las miradas hacia ellos, se corre el riesgo de que pase lo del 2015, año en el cual la gente se centró en Pérez y Baldetti y se olvidaron del Legislativo.

No poner atención en el Congreso significó que en septiembre de ese año se eligió un Congreso igual o peor que el de la legislatura pasada, y como los diputados sí habían entendido qué estaba pasando, en el 2016 se aliaron para conformarse como el muro de contención del sistema.

Un Presidente no puede hacer las modificaciones al sistema, pero sí podría liderarnos para que nos uniéramos y juntos intentáramos el cambio, pero cuando el mandatario se pasa del bando de los que no desean cambios, uno se pregunta si la atención que atraen es por falta de capacidad o por extremada capacidad para entender cómo se debe operar la cloaca y quizá sus actuaciones estén pactadas dentro del pacto de impunidad que el mismo Morales lideró.

Los cambios no van a llegar con las modificaciones cosméticas que quieren impulsar los técnicos del gobierno porque eso es como darle una aspirina a un enfermo terminal y entonces, eso nos pone ante el panorama de que es necesario modificar el sistema vía la reforma de leyes para lograr los cambios que le den viabilidad a un futuro con más oportunidades sostenibles para la gente, en especial la más necesitada.

En otras palabras, lo que hagan los Morales no lo debemos pasar desapercibido, pero tampoco tenemos que encasillar eso como el centro de nuestros males porque los socios del Fulano y Mengano son un simple eslabón de un gran pacto de impunidad, tal y como ocurrió con Pérez y Baldetti. De los Morales que se encargue la justicia.

Por lo tanto, centrarnos en el Congreso y trabajar para lograr las reformas (y para eso me refiero desde presentar las propuestas hasta ejercer ciudadanía para que se materialicen) debe ser el trabajo ciudadano de 2017; no podremos estar de acuerdo en todo, pero debemos hacer un esfuerzo coherente e integral para lograr los consensos necesarios.

Fíjese en los Morales y en lo que hacen, pero no pierda de vista al Congreso porque desde ahí se reformará la justicia, el sistema de compras, la Contraloría de Cuentas, el financiamiento electoral, el servicio civil de todo el Estado, etc.

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