Se ha hecho público que dentro de las reformas a la Ley de la Superintendencia de Administración Tributaria, SAT, se le quiere hacer modificaciones para que no se pueda investigar delitos fiscales con más de 4 años de existencia.

Según dicen, este es un acuerdo promovido por los diputados de la vieja política que seguramente tienen argumentos sólidos y en efectivo para convencer a otros mercaderes de que la protección a las empresas pequeñas, medianas y grandes que tienen mucho temor a ser investigados, les puede representar una oportunidad única y muy jugosa de obtener beneficios.

Lo que el Congreso está prácticamente planteando es una amnistía en un país en el que la costumbre no solo es fingir reformas fiscales por medio de mamarrachos que garantizan que seguiremos siendo un paraíso con las tasas tributarias más bajas que uno pueda imaginar, sino que además muchos han utilizado métodos ilegales para evadir y/o cobrar créditos que no les corresponden.

Es una pena que una vez más los diputados, aquellos 158 que deberían ser los «representantes» de toda la población que en su mayoría vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema, que sobrevive dentro de un mar de necesidades, vengan a demostrar que lo que les importa es ponerle un precio a su voto y ganarse la gracia de los que hoy están asustados porque saben que han hecho su dinero de manera ilícita y la Ley empieza a avanzar en su dirección.

Hay muchos sectores que hablan de la necesidad de reglas claras, como el Ministro de Finanzas, cuando lo que quieren decir es que se mantengan los negocios fraguados con corrupción; que piden que no haya cacería de brujas de la SAT con lo que quieren decir que se les deje seguir robando por dejar de declarar, utilizar facturación falsa o pedir créditos fiscales que no corresponden; y hay otros que simplemente piden que la justicia se detenga porque «el dinamismo del país» depende de la certeza productiva.

A todos ellos les decimos que cuándo utilicen esas excusas, vean el rostro de cada uno de los miembros de las familias más pobres, los del Corredor Seco por ejemplo, que esperan cada día con la certeza de que no tendrán suficiente alimento y con la regla clara de que les toca vivir en la miseria. Esas son las condiciones que tenemos que cambiar.

Y mientras ellos en silencio sufren, los diputados negociarán este su Bono 14 a cambio de legalizar el robo, el saqueo. Por eso, por esos pícaros, es que Guatemala está como está.

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