Eduardo Blandón

Ningún gobierno es mejor que los hombres que lo integran. John Kennedy

Cien días de gobierno no son suficientes para precisar el carácter de una gestión pública, pero son con certeza el perfume que aromatiza las acciones en el ejercicio del poder. No se puede, por ello, omitir un juicio en lo que podría ser el rumbo que tomarán las políticas de gobierno y que pueden servir para reencauzar las buenas intenciones de los administradores públicos.

Un político profesional estaría abierto a la crítica, repararía lo actuado y haría reajustes a su programa. Pero para eso, el gestor no tendría que ser un advenedizo ni un improvisador sin ningún proyecto de gobierno. Esa es la razón por la que nuestros políticos reaccionen emocionalmente ocultando la realidad y diciendo despropósitos.

Jafeth Cabrera es uno de ellos. Su paso por la Universidad de San Carlos no le hizo desarrollar ni el “esprit de finesse” político que se esperaría de alguien con el puesto que ocupa, ni la exquisitez de conducta de una persona medianamente refinada. Eso explica sus declaraciones descontextualizadas sobre los cien días de gobierno.

El político dijo a la prensa que cien días no son suficientes para evaluar el trabajo de su equipo y calificó de satisfactorio el desempeño que han tenido al frente del Organismo Ejecutivo. “Para hacer una evaluación hay que tener en cuenta cómo se encontraba el país”, arguyó.

El gobierno, a través de Cabrera, se sitúa a la defensiva e imita las actitudes de los políticos tradicionales. Se demuestra en la afirmación de que “los homicidios y ataques armados siguen teniendo impacto, pero han disminuido. Se sobre dimensiona lo que se ve”. Exageraciones, pues, de la gente y especialmente de la prensa.

El Banco Mundial publicó en el año 2008 “las seis dimensiones fundamentales del buen gobierno”. Oportuna lectura en días de escepticismo y desconfianza a la crítica política. Los indicadores son: 1. Voz y rendición de cuentas; 2. Estabilidad política y ausencia de violencia/terrorismo; 3. Eficacia del gobierno; 4. Calidad normativa; 5. Imperio de la ley y 6. Control de la corrupción.

En todos reprobamos. Cien días no son un destino trágico, pero es claro que el gobierno de Morales establece las condiciones para ello. Aunque tarde, todavía espero acciones remediales que, si no signifiquen las políticas que realicen el desarrollo, al menos nos conduzcan por la senda segura de un porvenir más humano.

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