Rolando Alfaro A.

En las últimas semanas, mis estimados lectores, habrán quedado sorprendidos e impresionados de las tragedias provocadas por choferes irresponsables, que por diversos medios de transporte, en la mayoría de los casos, sea por excesiva velocidad, alcoholismo, drogas o ignorancia han convertido las vías públicas y carreteras, en pistas de carrera de la muerte.

Esta columna desde hace varias décadas, ha venido tratando de hacer conciencia en los lectores que se han interesado en leerme para hacer conciencia en las entidades que deberían velar por la seguridad pública.

Sin embargo, no se da atención en los consejos, pues en lugar de hacerse una campaña nacional de prevención de accidentes, se alardea que se van a cambiar las normas, pero no lo hacen y si es que adoptan acciones, generalmente, son débiles y poco efectivas porque quienes quieren taparle el ojo al macho, sin experiencia alguna en redacción de normas, constantemente omiten enmiendas a las mismas, y tan graves errores no solo harán incurrir en faltas a quienes deberían estar plenamente preparados para aplicarlas, sino que no revisan las derogatorias de tales disposiciones.

Es penoso apreciar que la policía no examina correctamente a quienes van cometiendo ilícitos, es más pareciera que los ignoraran, ello va, también, para los señores de Provial quienes deberían intervenir más en las carreteras utilizando no sólo vehículos grandes, sino motocicletas bien equipadas.

Otro tanto debemos señalar para los policías de tránsito, que en la mayoría de los casos pareciera que tienen miedo de sancionar a los pilotos que no utilizan señales de tránsito, no piden vía correctamente, no respetan las intersecciones, y un largo etcétera.

Los transportes son para movilizar a las personas, no para ocasionarles la muerte.

Luego, es verdaderamente urgente sugerirle a las autoridades respectivas una campaña de concientización permanente a todas aquellas personas que utilizan vehículos de la clase que sea y en los centros de enseñanza enseñarles a conducirse correctamente por la calle. ¿Qué pasó con las Patrullas Escolares? OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES.

Finalmente, también es necesario efectuar un llamado a las nuevas autoridades para que actúen en estos casos que se han venido denunciando y quizás considerar un convenio entre la policía nacional y municipal para poder tener mayor control en la anarquía que en los últimos años provocan los malos choferes ya citados, no hacerlo es continuar con el mismo desorden de falta de autoridad y de respecto a todos y cada uno de los guatemaltecos. LA EDUCACIÓN DE UN PAÍS SE NOTA POR LA FORMA EN QUE SE CONDUCEN EN LA VÍA PÚBLICA Y EN LA FORMA EN QUE MANEJAN LOS VEHÍCULOS.

No existe razón moral para escudarse en que ha aumentado en tránsito vehicular, pues para ello existe la legislación para que los ciudadanos se respeten unos a otros y no para demostrar tales infractores que nuestra otrora tacita de plata es una cueva de ladrones y asesinos. AGRADO QUIERE AGRADO.

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