Félix Loarca Guzmán

La activista de derechos humanos, licenciada Helen Mack, declaró ayer que ahora el Congreso de la República de Guatemala es el símbolo de la corrupción, en referencia a los recientes escándalos protagonizados por varios diputados pertenecientes al partido político FCN-Nación, que llevó al poder al presidente Jimmy Morales.

Estos diputados han sido señalados de actos de discriminación racial, violencia contra la mujer y ejercer presiones sobre algunos funcionarios del Organismo Ejecutivo, entre ellos los Gobernadores de los departamentos de San Marcos y Alta Verapaz.

Al comentar el cuestionado comportamiento del diputado Juan Manuel Giordano, de la bancada oficialista, quien dijo que “esperaba tener de rodillas” al Gobernador de San Marcos, Helen Mack expuso que este no es un caso aislado, pues en el Congreso hay muchos giordanos más.

Al respecto de este descalificado congresista, el jefe del bloque parlamentario del partido de gobierno, Javier Hernández, anticipó ayer que pedirá al citado representante su renuncia a esa bancada.

Entre el pueblo de Guatemala hay mucha indignación por las denuncias de que la gobernadora de Alta Verapaz, la lideresa indígena Estela Ventura, pudo ser humillada por varios diputados oficialistas.

Los sectores populares están exigiendo la renuncia de Giordano, pero a su calidad de diputado, así como la depuración de todo el Congreso.

Una de las razones que esgrimió el entonces presidente Jorge Serrano, al promover la disolución del Congreso de la República en mayo de 1993, fue que estaba siendo víctima de chantaje político por parte de algunos congresistas, y que ello hacía imposible gobernar en beneficio del pueblo.

En su libro “La Guayaba Tiene Dueño”, el expresidente, ahora exiliado en Panamá, critica fuertemente las actividades del Congreso de ese período.

Serrano indica que las medidas que tomó fueron para impulsar la depuración del Estado de Guatemala. Aclara que él no dio el golpe de Estado de mayo de 1993, sino que a él se lo dieron, y que fue planificado por el entonces coronel Otto Pérez Molina con prominentes representantes del poder económico, entre ellos un magnate de la industria del pollo frito, imponiendo desde entonces una dictadura del empresariado para manejar el país a su sabor y antojo.

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