La administración de Justicia en un país es una de las etapas finales de todo un sector que incluye la reacción policial, investigación, acusación, defensa, el sistema judicial y un sistema penitenciario que garantice el cumplimiento de sentencias condenatorias de reclusión.

Mientras nos hemos quejado durante años de la ineficiencia que como sector existía en la Justicia, para nadie es una sorpresa que tras las actuaciones de la CICIG y el Ministerio Público los engranajes que nos llevan hasta la parte acusatoria y probatoria de los procesos haya avanzado con mucha consistencia, ganando la credibilidad de la ciudadanía y el apoyo de todos los sectores, haciéndonos pensar que con voluntad e institucionalidad se puede aplicar la ley y regir al Estado bajo ese marco.

Pero de repente aparece “la Dama de la Justicia” que en lugar de los ojos vendados tiene los dos bien abiertos; con una balanza con pesos escondidos para que siempre se beneficie al mismo lado; y en lugar de una espada de doble filo para la razón y la justicia, tiene un contador de billetes.

No hay poder de Dios que nos pueda explicar dos casos que queremos utilizar como ejemplo. El primero, el del juez Miguel Ángel Gálvez que nadie sabe qué papel juega pero que ayuda a aclarar la mente cuando, por ejemplo, se excusa de continuar en un caso como el de Aceros de Guatemala, con millones de quetzales de por medio, altísimos intereses e involucrados y verdaderos operadores de la tradicional práctica de saquear al Estado. Eso sí, el señor Gálvez con su cantinflesca forma de ser, no pudo excusarse antes de haber favorecido ampliamente a Frank Trujillo y otros involucrados. Si hubiera sido correcto, Gálvez tendría que haberse excusado antes y si la sala acepta su excusa, tiene que regresar lo actuado para que sea conocido por la nueva instancia designada.

El segundo caso, el de la exdiputada Julia Maldonado que en el gobierno de Torres y Colom a cargo de CONJUVE agarró casi 4 millones de quetzales como que eran de ella para comprar un carro para su madre, pagar las cuentas de hospitales de un hijo, etc. El juez Juan Aceituno, presidente del Tribunal Décimo Tercero, dejó de lado todo un caso soportado y armado consistentemente por la fiscalía contra la funcionaria de los Colom, que se “echó en la bolsa” para pagar sus cosas la donación de la Unión Europea.

Si la ciudadanía quiere participar en la próxima batalla contra los monstruos de la impunidad, acá tenemos algunos enfrente. Una CSJ oscura, con vínculos criminales y un Organismo Judicial que sigue creyendo que se puede cobrar, ser juez, amigo y guardián de los poderes paralelos. Estos dos ejemplos, nos lo dejan claro.

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