Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Tengo el privilegio de ser parte de una familia y de dirigir un medio de comunicación en el que todo el tiempo nos forzamos a preguntarnos, ¿cómo podemos aportar nuestro grano de arena para que el país sea uno en el que quepamos todos?

Y la respuesta es que para atender todas las necesidades que tiene el país y para que su gente pueda alcanzar sus sueños, debemos reformar nuestro sistema para que cambien las maneras en que se hacen las cosas, en especial en la política, porque ello es lo que marca el rumbo que como Nación tenemos.

Para nosotros en La Hora, ejercer el periodismo es más que un oficio, una manera de vida, de obtener ingresos y de manejar un negocio; es la forma en la que pretendemos poder ser actores en la vida social dando una voz a quienes no la tienen, es luchar por las causas de los más necesitados, pero tratando de encontrar terreno en común con otros actores responsables de la sociedad, sin exclusión alguna, para lograr esa Guatemala tan añorada.

Para dar una voz a los que no la tienen se necesita más que un medio comprometido, más que buena parte de la sociedad consciente, pues ese esfuerzo requiere que exista un Estado capaz de cumplir con sus fines principales y que sea operante, garante, facilitador y generador de oportunidades para aquellos que no se puedan costear la vida y su futuro.

Y eso solo se logrará si podemos hacer una reforma, casi revolución, de nuestro sistema actual. Hablar del sistema no es popular, ni genera morbo, no gana fama, premios o reconocimientos, pero es el camino necesario para el cambio. En la vida no caminamos para obtener distinciones, caminamos para ser agentes de bien, generadores de oportunidades y para hacer por la gente lo que nos gustaría que hicieran con nosotros.

La nueva Guatemala pasa porque recorramos el camino duro y nos atrevamos a hacer los ajustes necesarios para que el país ya no siga siendo el lugar en donde el pícaro encuentra caminos fáciles y el honrado los tortuosos.

Hoy inician unos nuevos 4 años y no dependerá del nuevo Presidente, del nuevo Congreso, de las cortes o de los investigadores el rumbo que tengamos; dependerá específicamente de usted, de lo dispuesto que esté para inmiscuirse en la vida nacional, predicando con el ejemplo (desde lo más pequeño) para dictarle a nuestras autoridades el rumbo y los cambios que deseamos.

Si la mayor potencia del mundo, Estados Unidos, necesita una reingeniería a su sistema tal y como lo dijo su presidente Barack Obama el martes, ¿se imagina qué necesitamos en Guatemala?

Si no cambian las reglas, si no cambia el sistema, las mañas, los negocios, las influencias, la corrupción y la impunidad quedarán intactas, solo cambiarán los nombres de los mafiosos, de los operadores del momento y de quienes le sacarán raja al dinero de la gente.

Hoy empiezan cuatro años de nuevas autoridades que, si usted no se involucra, tendrán un nuevo cheque en blanco porque esas autoridades fueron electas bajo las mismas reglas perversas que han permitido en tiempos pasados una orgía de corrupción e impunidad; es decir, la Guatemala de hoy.

Con solo denunciar a los corruptos del momento no hemos detenido la muerte de tanta gente, la migración de millones, el deterioro de los hospitales, las escuelas, la salud y la educación en general, ni tampoco hemos logrado detener el espiral de la pobreza; solo denunciando hemos logrado que cambien los nombres, pero que persista el negocio.

Sin temor a equivocarme y más convencido que nunca, le digo que la nueva Guatemala pasa por un nuevo sistema, nuevas reglas y eso solo depende de usted y de la gana que tenga por construir un nuevo país.

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