Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Este domingo, todos los ciudadanos guatemaltecos legalmente empadronados, tenemos el deber y el derecho de elegir, cumpliendo así con la convocatoria a elecciones generales que el día 2 de mayo, conforme a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, efectuara el Tribunal Supremo Electoral.

Triste y lamentablemente las condiciones en que concurriremos a votar no son ideales; más grave aún, hay grupos que dicen no ser políticos que se han dedicado a cuestionar si las elecciones generales debían de realizarse. Dentro de estas personas ha habido quienes, utilizando su profesión de periodistas o de columnistas, han manifestado que votarán nulo o que las elecciones no debían de realizarse sino posponerse para el mes de noviembre y/o diciembre.

Antaño, se celebraban elecciones en noviembre y diciembre sin reconocer que implicaba que miles de miles de guatemaltecos que se desplazan a partir del 1 de noviembre a cortar café, caña de azúcar o cardamomo, sus empleadores no les permitían retornar a sus distritos electorales y ejercer su derecho. Claro está que ello perjudicaba especialmente a los más pobres que no podían permitirse perder su trabajo temporal.

Desde hace años, públicamente renuncie a estar afiliado o ser parte del partido político donde milité. Esto implica que no estoy éticamente impedido de votar de forma cruzada, según mi criterio y conocimiento, por quienes estimo son las mejores alternativas dentro de la actual oferta política para ser electos.

En base a mi experiencia, conocimiento político, profesión y a mi permanente análisis, respondiéndole a numerosas personas que me han preguntado cómo votaré, reitero lo que dije en Reflexiones, y haciendo uso de mi derecho, comparto cuál será mi actitud al respecto.

En la papeleta blanca marcaré mi voto por uno de los binomios que más probabilidades tiene de quedar electo, ponderando la experiencia y la preparación, tanto del presidente como del vicepresidente. Adicionalmente, no deseo favorecer en la deuda política a un partido que no tenga probabilidades.

En la papeleta verde no me inclino por partido alguno, ejerzo mi voto a favor de Mario Taracena Díaz Sol, por su forma de ser y actuar.

En la papeleta celeste, haré mis últimas evaluaciones y votaré por una persona en particular y no por un símbolo.

En cuanto a la papeleta rosada, me ha costado decidirme y si bien en el pasado voté por Álvaro Arzú, hoy votaré por Antonio Coro de forma tal que si él no queda electo haya concejales que provengan de su planilla y así balancear la corporación municipal.

Por último, en la papeleta amarilla de diputados al Parlamento Centroamericano votaré por Marvin Crespo, de quien he podido comprobar que es un hombre trabajador, serio y ponderado.

El ideal en estas votaciones sería que la gran mayoría de ciudadanos ejerciéramos nuestro voto por personas y no por símbolos y que comprendiéramos que somos nosotros los responsables de no permitir que quienes queden electos se olviden que son nuestros representantes, no nuestros patronos, ni los dueños de la soberanía nacional, la cual les fue delegada de forma condicionada; por consiguiente, tendrán que responder todos los días por haber quedado electos, reconociendo que nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho tiene que cambiar urgentemente.

¡Guatemala es primero!

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