Raúl Molina

Mientras la ciudadanía celebra merecidamente haber sacado del gobierno a los corruptos Otto Pérez y Roxana Baldetti, los “poderosos” –Embajada, CACIF, cúpula militar y partidos políticos– se aprestan a establecer el nuevo orden en el país, que pasa por obedecer los designios del Gobierno de los Estados Unidos, en función de sus intereses; responder a los intereses económicos del sector privado; y mantener las cuotas de poder político intactas, de manera que los “partidos”, los militares, los empresarios y los narcotraficantes mantengan sus respectivas tajadas. Para ello, han inventado las “sacrosantas elecciones”, decidido que Jimmy Morales sea el nuevo presidente, impuesto a Maldonado Aguirre en la presidencia y ahora tratan de someter a la clase media al “nuevo opio”, que es su invento de que “las elecciones son el corazón de la democracia”. Ahí caen desde intelectuales connotados y partidos “progresistas”, hasta profesionales y comerciantes que no logran entender que se nos domina desde la derecha para que las cosas no cambien.
¿Se han preguntado quiénes, sin quererlo, acepten las elecciones del domingo, por qué Otto Pérez renunció apenas tres días antes de las elecciones? ¿Creen, ingenuamente, que las pruebas en su contra no eran conocidas por el Sr. Robinson y la plana mayor del CACIF desde abril pasado? Para ellos era clave que Pérez se mantuviera en el poder para impedir que la energía ciudadana se canalizara a parar las elecciones. Ahora creen que el pueblo no tendrá la capacidad de detenerlas este domingo, por el temor a causar “violencia”. ¿No es acaso violencia de “los poderosos” y de las “instituciones democráticas” a su servicio –Congreso, TSE, CC, CSJ– obligarnos a elegir entre Baldizón, Torres y Morales y a tragarnos un Congreso que responde al Procónsul y no a la ciudadanía? El pueblo está harto, por lo que estas elecciones no tendrán la más mínima legitimidad. Confiamos en la mayor ABSTENCIÓN de la historia de Guatemala; no hay un solo candidato que merezca nuestro voto. Ninguno tuvo el valor de ponerse al lado de la ciudadanía y menos del movimiento popular.

La abstención no es suficiente. Muchos podemos y debemos impedir las elecciones. Anonymous ofreció desactivar el sistema de computación del TSE y, si no cumple su promesa, quedará permanentemente desacreditado. Organizaciones campesinas y sindicales han llamado a la paralización del país los días 5 y 6 de septiembre y esperamos que lo hagan con el apoyo de toda la población. En varias ocasiones en el pasado los militares han realizado apagones para favorecer a sus candidatos; en esta oportunidad, un corte nacional de energía por técnicos capaces o por el clima podría ayudar a evitar la farsa electoral. Así como Maldonado Aguirre, continuidad Patriota, debe ser desconocido, confiamos en que las ilegítimas elecciones sean rechazadas por la ciudadanía y la comunidad internacional. Para sacar a Guatemala de la crisis hay dos vías solamente: una, la formación de un gobierno provisional y la suspensión de las elecciones; y dos, si no nos dejan opción, un nuevo “20 de Octubre de 1944”. Este domingo sabremos qué rumbo toman las grandes mayorías.

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