Autoridades dijeron que ayer se produjo un fenómeno vial inusual que provocó gigantescos embotellamientos, lo cual es una mentira enorme porque ese tipo de atascos ocurren con demasiada frecuencia debido a la vulnerabilidad de nuestra red vial que colapsa con un vehículo que se descomponga y afecte un carril en alguna de las vías neurálgicas de entrada o salida de la ciudad.

El problema es que vivimos en una enorme área metropolitana que no tiene sistemas integrados de coordinación ni planificación por lo que la ciudad de Guatemala, asentada en el Municipio de Guatemala, se taponea, literalmente, por cualquier situación que ocurra en sus alrededores.

La Constitución de 1985, esa que ahora tanto se quiere hacer valer, estableció en su artículo 231 la obligación de constituir la Región Metropolitana que debe integrarse en el Consejo Regional de Desarrollo, obligando a que la ley de la materia establezca su jurisdicción territorial, organización administrativa y participación financiera del gobierno central. Todo eso quedó en “veremos”, como se dice corrientemente y se debe a un factor personal. El alcalde Arzú no se va a sentar como igual con sus colegas de los municipios que deben conformar la Región Metropolitana y por ello la Municipalidad de Guatemala, bajo su control desde 1986, no ha movido un dedo para avanzar en un instrumento que es crucial para permitir un adecuado desarrollo basado en criterios de urbanismo.

El simple hecho de que en la Región Metropolitana funcionen y compitan distintas Policías de Tránsito es un problema serio que repercute en la falta de coordinación para lograr resultados.

Entre los candidatos a Alcalde nadie parece entender, ni siquiera Coro que fue alcalde de Santa Catarina, la importancia de este punto que es crucial. Un sistema masivo de transporte no se puede planificar sin la visión de Región Metropolitana, porque ni modo que se va a diseñar uno que termine su operación en los linderos jurisdiccionales de cada municipio.

Pero hay que entender que a la ausencia de visión urbanística se suma el elemento personal de un alcalde capitalino, que no es Alcalde Metropolitano justamente porque nunca ha movido un dedo para serlo, que ve de menos a sus colegas de municipios vecinos con los que se tiene, no es que se quiera, con los que tiene que planificar en conjunto porque la Región Metropolitana es una e indivisible y se constituye por las áreas conurbadas.

Basta ver lo ocurrido ayer, que se repite casi todos los viernes, cuando para avanzar nueve cuadras en los Próceres se necesita una hora, para entender la ceguera con que se administra la ciudad.

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