María José Cabrera Cifuentes
mjcabreracifuentes@gmail.com

Si todo continúa de acuerdo a lo previsto, el 26 de junio se llevará a cabo la próxima Cumbre del Sistema de Integración Centroamericana en la ciudad de Antigua Guatemala. En esta fecha se darán cita representantes de los países que lo integran y algunos observadores regionales para abordar temas de interés común.

La apuesta por la Integración regional es un debate que se ha librado por mucho tiempo. Algunos están a favor y otros en contra. Unos reconocen las ventajas que procesos similares han representado para otras regiones y algunos no encuentran bondad alguna en las alternativas integracionistas. Lo cierto es que el caso del SICA es único en su clase y que a pesar de haberse iniciado hace más de 50 años, con la firma del Tratado General de Integración Económica Centroamericana en el año 1960, los avances que se han tenido son limitados quedándonos en las etapas iniciales según la teoría de integración.

Más allá que defender o atacar la existencia del sistema de integración, quisiera hacer una breve reflexión acerca de algunos de los temas que se abordarán en la cumbre, los cuales más que económicos se han tornado cada vez más sociales de acuerdo a las realidades vividas por las naciones involucradas.

Uno de los temas fundamentales alrededor de los que girará la cumbre, es la generación de mecanismos que eviten que los centroamericanos migren hacia Estados Unidos de América en búsqueda de las oportunidades que en sus países de origen no les han sido brindadas.

Este último es un tema delicado cuya solución será compleja y que su búsqueda requerirá seguramente mucho más que una discusión en una cumbre regional. La estrategia que pretende debatirse está auspiciada, principalmente, por Estados Unidos que sin lugar a dudas tomarán la batuta y buscarán una solución ad hoc por lo que los problemas domésticos generadores de la migración quedarán seguramente sin ser solucionados.

Y es que este es un problema cuyas causas son internas y profundas, por lo que la solución se encontrará en el seno de los países y no en la disuasión o represión a aquellos que por necesidad deciden emprender la búsqueda del sueño americano. El ataque debe dirigirse hacia las raíces profundas, hacia la modificación de las variables dominantes que generan este tipo de situaciones, tales como la pobreza, la deficiencia y limitado acceso a los servicios públicos como la educación y la salud, a la brecha existente entre los ricos y los pobres, etc. La estrategia debiera iniciar con la voluntad que cada una de las unidades políticas que conforman el SICA pueda llegar a tener para resolver sus propios problemas, y no con presiones externas sobre un ente que jamás ha dado resultado alguno ni en lo individual ni en lo regional.

Se abordarán también otros asuntos de relevancia como, por ejemplo, temas de seguridad y de comercio intrarregional con los cuales se busca impulsar el desarrollo de la región. En este sentido, será necesario un replanteamiento con respecto a la apertura de las fronteras y el libre tránsito entre países, tal como se tiene contemplado entre las fronteras de Guatemala con Honduras y el Salvador y que podría crear un efecto dominó en el resto de países centroamericanos. Esto representaría un grave peligro para el país pues podría promover ciertas actividades criminales que serían facilitadas con esa libre movilidad, entre otros efectos negativos.

Al igual que otros entes, el SICA se caracteriza por albergar mucha diplomacia y muchas buenas intenciones, pero pocos efectos positivos. Cada cumbre es una nueva oportunidad para poner los temas importantes sobre la mesa, derivados de una agenda construida sin influencias externas y de acuerdo a los intereses de cada nación. Esta será una buena ocasión para determinar con cuánto apoyo sigue contando el actual gobierno de Guatemala aunque sin duda servirá únicamente para seguir confirmando que el Sistema no tiene mucho de vinculante y que su función no va más allá que seguir erogando recursos.

Artículo anteriorCambiar el país requerirá de alma, corazón y h…
Artículo siguiente¿Defendiendo la institucionalidad?