Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

El día de ayer la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público (MP) presentaron una solicitud de antejuicio en contra de Baudilio Hichos por su presunta participación en un negocio oscuro relacionado con el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y la construcción de una clínica.

Ante ello, Lider, preocupado porque estos hechos evidencian la podredumbre de nuestro sistema político, le pidió a Hichos que renunciara de la pesquisidora y lo dejó condicionado a que si “algo” se prueba será expulsado del partido.

Medrano tuvo menos suerte y a pesar de que siempre ha estado ligado a hechos anómalos, Lider hasta ayer lo expulsó del partido por los señalamientos en su contra. Como dicen los gringos, muy poco y muy tarde. El MP anunció también que pedirán un antejuicio contra Sandra Torres por estar dando vales canjeables si gana; parece poca cosa, pero por algo se empieza.

Pero, mi querido lector, no se confunda. El hecho de que los entes investigadores por ahora solo alcancen a estos no quiere decir que los demás estén libres de pecado; al final del día lo mismo es chana que juana.

Aquí estamos llenos de candidatos presidenciales que se puedan dar el lujo de dejar de trabajar cuatro, ocho o doce años por el rédito que tuvieron cuando fueron parte del sistema, ya sea como funcionarios o como candidatos que terminan quedándose con parte de lo que reciben de financiamiento.

Estamos llenos de diputados que justifican seguir siendo parte del mismo sistema argumentando que la reelección es una cosa de “convicción” como que si no todos tuvieran esa determinación pero para satisfacer sus intereses en detrimento de las necesidades, en especial de los más necesitados; los nuevos candidatos a diputados en su amplia mayoría tienen credenciales como operadores de grandes contratos o de las mafias.

Estamos rodeados de candidatos a alcaldes que han hecho de sus municipios un feudo que mantienen bajo su dominio mediante el uso clientelar del dinero del pueblo; algunos de los más chorreados y burdos, son perseguidos por la Contraloría de Cuentas pero los más sofisticados, los que usan fideicomisos y cobran las mordidas con pasos a desnivel, navegan tranquilos y buscan su reelección apostándole a que seguro vuelven a agarrar de pendejos a los electores.

Qué decir si en las elecciones generales tendríamos que elegir jueces y magistrados porque sería exactamente lo mismo que ya se mencionó arriba, es decir, una bola de acomodados dentro del sistema que terminan siendo parte activa del mismo o al menos, parte consentidora.

Y digo que van a ir a votar porque mi forma de participar en estas elecciones será absteniéndome de votar porque de esa manera muestro mi repudio al sistema actual y sus reglas. No concuerdo con quienes nos quieren hacer creer que el abstencionismo puede darse por “variadas razones” que consideran excusas.

Hay cosas que si uno quiere las consigue y una de ellas es el ir a votar, así que el abstencionismo puede ser por infinidad de razones (transporte, quién cuide a los niños, etc.) pero al final del día se debe entender que existe alguna razón más importante que el deseo de ir a votar, una razón que me hace manifestarme con no ir a las urnas. Como lo quiera entender cada quien es cosa de cada cual, pero el punto es que el abstencionismo es un mensaje fuerte y claro.

Y la paja más grande es de aquellos que dicen que si uno no vota luego no se puede quejar, porque ese generalmente es el argumento de aquellos que solo desean que gane el “menos peor” y están cómodos con las reglas actuales.

Votando o no, el país cambiará en la medida que sigamos siendo ciudadanos más conscientes, preocupados por la pobreza de nuestro país, luchando porque seamos una sociedad más justa e incluyente, que repudie la impunidad y deteste la corrupción de los burdos y de los ladrones de cuello blanco.

 

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