Juan de Dios Rojas

No, paz de cementerios, sino proveniente del comportamiento deseable humano civilizado, cuyo imperativo sea sentido como disfrutado por igual, potentados y miserables. Que terminen los enfrentamientos separatistas encaminados a sustentar enemistades, libertinajes dañinos, en suma sea borrado del mapa la violencia, delincuencia y demás situaciones en contra de la vida.

En homenaje sincero, real, por demás auténtico que redunde en la seguridad total, exonerada de ofrecimientos fallidos, solo palabras y más palabras al viento, llevado con tenacidad a finalidades politiqueras, embaucadores, sin pizca de empeño por alcanzar metas valiosas en pro del bienestar tan anhelado desde un sinfín de décadas al margen de verdades beneficiosas.

Aspiramos en general, respecto al surgimiento de una nueva Guatemala, cuando el engranaje sin límites de gobernantes en diversas alturas muestre a la luz pública, su desempeño rebosante de honradez acrisolada. Día a día visualizada, transparencia verdadera, libre por supuesto de mafias, uñas largas y restantes maniobras a su servicio, no al de una Nación en desbarajuste.

Conocimiento de verdad atinente a nuestra persona y sus valores internos como externos, a fin de nunca responder: “no sé”, “a saber”, ante cualquier interrogante acerca de nuestra historia. La nueva Guatemala que ambicionamos tenga posesión cimera, implica contestar en la punta de la lengua de quienes han dado lustre en cualesquiera de las manifestaciones artísticas.

El nacionalismo deberá tener nombradía por consiguiente hace mucha falta el divulgamiento de la obra o producción de nuestros compatriotas. Conozcamos su obra que habla tesoneramente en todos los rincones guatemaltecos en una gama maravillosa. Dejemos en primera línea lo chapín, solacemos de ella y busquemos aunque en pequeña monta reconociendo sus méritos con orgullo.

Viene a ser también el homenaje genuino respecto al accionar de las autoridades, que amerita sobremanera ejercer en pro de una Nueva Guatemala, aplicando la ley a los delincuentes con dureza. A efecto luchen en el sentido de reducir la violencia en incremento día a día. Todo por la seguridad que huyó de nuestros lares, dejando un vacío descomunal que les beneficia demasiado.

La algarabía emprendida por manifestaciones externas abundan mediante desfiles escolares, antorchas, banderas y pabellones, inclusive altares patrios junto a una quema de juegos pirotécnicos, similar en cierto modo a la llevada a feliz término durante los festejos navideños y de Año Nuevo. En fin, satisface en cierto modo también a los festejos patrios septembrinos.

Artículo anteriorLa música coral de Felix Mendelssohn
Artículo siguienteComo que si no tuviéramos chapuz