Félix Loarca Guzmán

Y como nunca falta un pelo en la sopa, algunos voceros de la derecha en Guatemala, trataron vanamente de estigmatizar la imagen del gobernante sudamericano, al afirmar que en Ecuador no existe libertad de prensa.

La realidad es otra, pues el presidente Correa lo que ha hecho es poner en su lugar a algunos empresarios o negociantes de la comunicación de ese país, que confundiendo el hermoso espíritu de la libertad de prensa, se han dado a la tarea de manipular la información para provecho de la clase dominante.

Como saldo positivo de la presencia del presidente Correa en Guatemala, hay que destacar que con una bien fundamentada exposición en el foro ya citado, categóricamente dijo que Ecuador dejó atrás la etapa salvaje del capitalismo que tanta miseria y hambre ha provocado a lo largo de nuestro continente.

El sociólogo guatemalteco Carlos Figueroa Ibarra, uno de los académicos más respetados a nivel internacional, escribió un interesante artículo en la Revista electrónica Con Nuestra América que se edita en Costa Rica, en el cual expone que los datos del presidente Correa fueron apabullantes.

“Ecuador, escribió Figueroa Ibarra, ha salido de la noche neoliberal y el posneoliberalismo ha logrado frutos impresionantes. Entre 2006 y 2013, la pobreza cayó de 37.6 a 25.6 por ciento y por primera vez la extrema pobreza se mide en un dígito pues bajó de 16.9 al 8.6 %. Bajó la desigualdad pues disminuyó en un 8 % la concentración del ingreso, mientras el porcentaje del PIB destinado a la deuda social subió de 4.8 a 11.4 % entre 2006 y 2013”.

Figueroa Ibarra subraya que durante el gobierno de Correa, “la PEA, la Población Económicamente Activa cubierta por la seguridad social pasó de un 26 a un 43 %. Asimismo, los salarios han crecido al extremo de que hoy se ha equiparado al salario mínimo con el salario digno, aquel que hace vivir a las familias con dignidad”.

Todos estos avances se deben a que en Ecuador el poder se encuentra en manos del pueblo.

Artículo anteriorEl gobierno actual, sus debilidades y grietas
Artículo siguienteUna estrategia adecuada, pero con grave error táctico